Todo lo que le sucede en nuestro cuerpo es, en mayor o menor medida, producto de nuestras emociones. Al menos así lo entiende la biodescodificación, la terapia que busca resolver cuestiones físicas a través del trabajo con las emociones.
De acuerdo con esta ciencia, la anemia es el resultado de un fuerte sentimiento de desvalorización, y falta de ganas de vivir. A continuación te contamos exactamente a qué se debe y qué puedes intentar para mejorar.
Anemia: síntomas físicos
La anemia es la falta de hierro en el cuerpo, lo que implica a su vez la disminución de glóbulos rojos en sangre.
Esta situación genera una serie de síntomas: palidez de la piel y de las mucosas, aceleración de la respiración y del ritmo cardíaco, y una fatiga muy marcada. También se pueden presentar dolores de cabeza, mareos y zumbidos en los oídos.
Hay algunos motivos externos que son comúnmente causa de anemia. Por ejemplo un cambio abrupto en la dieta, el embarazo, una hemorragia intensa, entre otros.
Sin embargo, si se presenta de forma recurrente y sin que haya una causa clara, es probable que haya que hurgar en las emociones para determinar a qué se debe y mejorar los síntomas.
La anemia y su significado emocional
En metafísica, la sangre representa la alegría de vivir. Por eso, se considera que una persona con anemia posiblemente siente que ha perdido esa alegría. En casos extremos, puede representar la completa falta de energía vital.
En todo caso, la anemia está relacionada con el desánimo y con la incapacidad de poder conectar con los propios deseos y necesidades. Eso genera un sentimiento profundo de debilidad espiritual, que se manifiesta en el cuerpo.
Hay también una desvalorización. La anemia viene de la mano con el sentimiento de no valer lo suficiente. En ese estado, la persona anémica puede depender demasiado de la opinión de los demás, y ocuparse muy poco de sí misma.
Cómo encarar la anemia desde las emociones
Si crees que tu anemia puede trabajarse desde lo emocional, lo primero que debes buscar es en dónde reside tu capacidad creativa. Conectar con esa parte de nosotros mismos suele ser uno de los mejores caminos para recuperar el autoestima.
Necesitas empezar a confiar más en ti, y para eso no hay nada mejor que empezar a darte tiempo para hacer aquello que te apasiona. Busca más momentos para estar contigo y hacer lo que te gusta, intenta encontrar esos detalles que siempre te dieron felicidad y que hoy parecen muy lejanos.
En suma, deja salir al niño que hay en ti, ese que quiere jugar y tomarse la vida menos en serio. Tienes derecho a divertirte. Tu valor no está en el reconocimiento de los demás. No lo olvides.
Como ejercicio, puedes repetir esta afirmación que propone Louise L. Hay:
Confiadamente puedo experimentar alegría en todos los ámbitos de mi vida. Amo la vida”
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Fuentes: