Puede que para relajarnos en el día a día baste con sentarnos frente al televisor y olvidarnos de todo por un momento. Pero si realmente queremos relajar nuestro cuerpo, un masaje relajante es exactamente lo que puede aliviar la tensión de las presiones que nos afectan. Además, puede ser una manera de acercarte a la persona que amas.

Su buscas crear un momento inolvidable y hacerlo a la perfección, ten estos puntos en mente antes de practicar tu masaje.

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El ambiente es fundamental

Pedirle a la persona que recibirá el masaje que se acueste en el sillón o la cama, donde siempre lo hace, no ayudará. Si no puedes conseguir una mesa para masajes, por lo menos transforma el lugar. Llénalo de aceites aromáticos, velas, luces tenues y música relajante. Busca que la paz reine por completo.

Menos es más

Se deben cubrir las zonas que no se masajearán, pero el resto del cuerpo puede estar desnudo. Esto hará que el trabajo sea mucho más sencillo y cómodo. Utiliza toallas para cubrir las áreas que no se trabajarán y recuerda tener a la mano aceites y cremas para suavizar, nutrir la piel y ayudar a que la persona se relaje por completo. Intenta que los olores se mezclen formando un olor agradable.Menta, limón o lavanda son algunos de los aceites que mejor olor desprenden.

Zonas del cuerpo

Si se tiene tiempo, lo mejor es trabajar todo el cuerpo, desde la cabeza hasta las plantas de los pies, pero si las cosas no pueden ser así, lo mejor es empezar donde haya más tensión. Ese lugar suele estar en los hombros, la parte superior de la espalda y el cuello.

Después de poner el aceite, aplica presión de manera suave y realiza movimientos circulares con las manos –en forma de puños– para trabajar las zonas más tensas y liberar la presión. Recuerda trabajar a un ritmo que no te canse enseguida, pues eso puede evitar que termines el masaje y dejar a ambos insatisfechos.

Luego, abre las manos y amasa la espalda para realmente dar un masaje relajante y placentero en todo el cuerpo.

No olvides la cabeza

La cabeza es una de las zonas de mayor estimulación, por lo que hacer un masaje ahí realmente se agradece. Usa los dedos para estimular el cuero cabelludo, llega a la nuca y desplázate hacia las orejas.

Recuerda que tu masaje debe llevar una secuencia y ritmo. Comienza de arriba abajo, pasa unos cuantos minutos en cada zona del cuerpo y no te quedes sólo en un área en particular. Al final, termina con la técnica del abanico, que consiste en separar los dedos de la mano lo más que puedas y pasar de manera ascendente desde la media espalda hasta el cuello.

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Extras

Recuerda hablar lo menos posible o hacerlo con una voz cálida y lenta. Después de todo, el objetivo es ayudar a que la otra persona se relaje, pero no que se duerma. La música y el ambiente deben ayudarte a que eso sea posible. Finalmente, al terminar, intenta que haya algo más. Una copa de vino acompañada de una plática puede ser la cereza en el pastel para una noche perfecta.

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Fuente:

Uncomo

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