En este preciso momento en que estás leyendo esto estás respirando aunque no seas consciente de eso. El aire entra y sale por tu nariz constantemente y de manera involuntaria, pero solamente reparamos en eso cuando estamos congestionados, tenemos alergia o cualquier otro problema por el que se nos dificulta la respiración. Piensa que sin darte cuenta, en promedio, respiras alrededor de 20 mil veces por día.
Así como no nos damos cuenta de algo tan vital como esto, al respirar solo usamos cerca del 30% de nuestra capacidad. Eso es porque respiramos, en general, de manera superficial. Y eso puede generarnos algunos problemas como falta de energía, dolores de cabeza, estrés, etc.
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Por el contrario, respirar de manera consciente tiene muchísimos beneficios. Por ejemplo, reduce la ansiedad, aumenta la concentración, aquieta la mente, vitaliza el cuerpo, mejora la digestión, beneficia a la piel, entre otros. Aprender a respirar es muy importante para tener un buen nivel de energía y estado de ánimo. Además, cuando inhalas y exhalas por nariz, activas el filtro natural de las fosas nasales que evitan que ingresen a tu cuerpo algunas partículas tóxicas, y a su vez que el aire adquiera un poco más de temperatura para que se asimile mejor.
En esta nota podrás aprender un sencillo método para hacer consciente tu respiración estés donde estés, y cuando lo necesites.
La clave para una respiración consciente está en observar y registrar el proceso, sin forzarlo demasiado. Por eso, el método de la flor podría ayudarte. ¿En qué consiste? Simplemente imagina, al inhalar, un pimpollo cerrado en tu pecho. Con tu respiración contraes los músculos como si quisieras que esa flor aún no se abra. Al exhalar, imagina que dejas caer lentamente uno a uno sus pétalos, como si deshojaras una margarita.
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Esta técnica de visualización te ayudará a concentrarte y registrar todo el proceso de tu respiración.
Para llevar a cabo una respiración completa y ampliar de a poco el volumen y la capacidad respiratoria, se debe realizar un recorrido que une distintos tipos de respiración, en este orden:
Respiración abdominal: inspira por la nariz haciendo desplazando el diafragma hacia abajo (puedes ponerte la mano debajo de tu caja torácica para sentirlo), focalizando en la parte baja de tus pulmones. También puedes poner la otra mano sobre tu pecho para asegurarte que no se mueva. Tus músculos de la mano deberían presionar contra tu palma y hundirse al exhalar.
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Respiración media: inspira. Observa cómo los músculos se expanden y las costillas se ensanchan; y se contraen al exhalar.
Respiración alta: Esta respiración usa la parte superior de los pulmones. Al inspirar las clavículas se elevan y los hombros suben; y al exhalar, bajan.