Millones de personas en el mundo experimentan dolores al dormir en cuello, hombros y espalda, debido a la forma en la que a veces se duerme sin darse cuenta. La forma de dormir no solo habla de la personalidad de cada uno, sino también puede tener un gran impacto en la salud.
Descansar lo suficiente puede significar la diferencia entre un día increíblemente productivo o un día totalmente diferente, donde el cuerpo pase factura por la posición en la que estuvo toda la noche o que viene acarreando desde hace tiempo.
Aunque la posición hacia la cual siempre nos acomodamos puede ser automática, con consciencia y fuerza de voluntad se puede empezar la noche en la mejor posición posible.
Aproximadamente el 30% de nuestras vidas lo pasamos durmiendo, por eso es tan importante cuidar nuestra salud tanto cuando estamos despiertos como cuando descansamos.
Ya que algunas posiciones para dormir mejoran el funcionamiento de ciertos órganos, un sencillo cambio de hábitos puede solucionar problemas como la acidez, dolores crónicos como la fibromialgia y mejorar tu calidad de vida de forma considerable.
"No existe una postura óptima universal, es más importante conocer las que pueden resultar perjudiciales y, a partir de ahí, encontrar la que se adecúe a nuestras necesidades y forma de descanso", explica Humberto Rico, Fisioterapeuta de la escuela ISAN.
Recomendaciones sobre cómo dormir para poder solucionar dolores de espalda, cuello y hombros:
Dolor de espalda
En dolores de espalda, es muy importante mantener la curva natural de la columna, por eso los colchones muy suaves no son los más recomendables.
La manera más eficiente sería dormir de espaldas. Poner una almohada debajo de las piernas, esto restablecerá la curva de la columna y reducirá la tensión de los tendones. También se puede poner una toalla enrollada debajo de la cintura, lo cual garantiza un apoyo adicional de la espalda.
Si se acostumbra a dormir boca abajo, se puede poner debajo de la pelvis una almohada pequeña para que la espalda baja no se arquee más de lo normal. Para las personas que prefieren dormir de costado, los médicos aconsejan optar por la postura fetal. Llevar las piernas hacia el estómago, esto hará que la espalda se arquee. Poner entre las piernas una almohada pequeña, así no se moverá la cadera y no se sobrecargará la espalda baja.
Dolor de cuello
Al igual que en el caso del dolor de espalda, es necesario garantizar una postura cómoda y correcta del cuello.
La mejor opción es dormir de espaldas, poniendo una almohada debajo de la cabeza y debajo de cada brazo. Es muy importante usar la almohada correcta: es conveniente elegir una ortopédica en forma de un tubo.
Si gusta dormir de costado, asegurarse de que la almohada no sea demasiado alta. El mejor grosor es de hasta 15 cm. La almohada perfecta debe ser tan alta como el ancho de un hombro para mantener el cuello en la posición correcta.
Si se duerme boca abajo, usar una almohada muy delgada. Pero es mejor no dormir en esta posición, ya que en este caso el cuello queda volteado a un lado, lo que traerá probablemente dolor en algún momento.
Dolor en los hombros
Si duelen los hombros, se recomienda no dormir de costado, y mucho menos del lado que duele. Tampoco se recomienda dormir boca abajo, ya que en esta posición los hombros no se encuentran en la postura correcta.
La mejor opción es dormir de espaldas. Usar una almohada delgada, o mejor si es posible una ortopédica. Poner una segunda almohada sobre el estómago abrazándola. Así los hombros estarán en una posición correcta y estable.
Consejos antes de ir a dormir
- Darse una ducha con agua caliente. El agua actúa como vasodilatadora, por lo que mejora la circulación y nos ayuda a relajarnos y descansar mejor.
- Evitar las cenas copiosas. Ni dejar que el hambre nos ataque a la noche y nos mantenga despiertos, ni darnos un atracón que dificulte la digestión y nos haga sentir pesados.
- Mantener una rutina. Acostarnos y levantarnos a la misma hora, aunque sea fin de semana, ayuda a despertarse con menos sensación de somnolencia. Podemos conseguir incluso, despertarnos unos minutos antes de que suene el despertador.
- No caer en "posponer alarma". Está comprobado que retrasar unos minutos más la alarma del despertador puede mantenernos cansados y adormilados durante toda la jornada, ya que esos pequeños lapsos interrumpen el ciclo del sueño.
- Cuidar nuestros colchones y almohadas. Es necesario voltear los colchones de forma regular y renovarlos cuando sea necesario (por norma general, cuando veamos que el colchón pierde firmeza: suelen durar unos 8 años). Las almohadas deben estar limpias, y no sólo las fundas, sino también su interior, ya que es muy usual la proliferación de ácaros y bacterias en ellas.