El río Missouri es el más largo de América del Norte y ha sido fundamental en la vida de los pueblos originarios de la región. Hoy, muchísimas personas dependen de él, pero, una vez más, un negociado, esta vez centrado en los combustibles fósiles, atenta contra él. 

La construcción de un oleoducto (Dakota Access Pipeline) ha desatado un movimiento de lucha que hace más de un siglo no sucedía, agrupando a Los Sioux,el pueblo originario más grande en América del Norte, para defender el agua y sus tierras. 

¿Por qué? Porque este oleoducto, a cargo de Energy Transfer Partners, ocuparía una extensión de casi dos mil kilómetros, pasaría por el río Missouri y distintos sitios sagrados de las comunidades originarias; transportando 470 mil barriles de petróleo por día desde Bakken, en Dakota del Norte, hasta Illinois.

Aunque el proyecto se ha realizado sin la consulta de los Sioux, especialmente de quienes viven en la reserva de Standing Rock,  la empresa ya ha construido más de la mitad del oleoducto. Y si bien se ha logrado que se suspenda momentáneamente y se revisen los permisos; sigue en pie.

Los Sioux están formados por los pueblos Lakota, Dakota, Nakota, Santee, Yanktonai, Yankton, y Teton. Luego de una historia de expulsión y marginación, viven en áreas de tierras protegidas en Estados Unidos (en los estados de Nebraska, Montana, Dakota del Sur, Dakota del Norte y Minessota) y Canadá (en Alberta, Manitoba y Saskatchewan).
 
La última vez que la Nación Sioux  se había agrupado alrededor de una acción conjunta había sido en 1876, con motivo de la batalla de Little Bighorn, donde derrotaron al Ejército yanqui.

Ahora se han vuelto a unir tras una causa que defiende el agua y sus tierras sagradas. La lucha ya lleva cuatro acampes de protesta, por parte de quienes no se definen como manifestantes, sino como "protectores del agua", y a los que solo se les ha respondido con violencia y represión. 

La demanda presentada por la comunidad Sioux denuncia que la empresa constructora viola la Ley de Agua Limpia, la de Protección de Sitios Históricos Nacionales y la de Política Ambiental Nacional. Además, el oleoducto daña sus sitios sagrados y culturales y podría afectar el agua, ya que argumentan que solo el año pasado hubieron alrededor de 15 derrames en ríos y reservas. 

“Oramos por el agua usada por agricultores en Iowa e Illinois, el agua consumida por niños de las escuelas en Dakota del Sur, Missouri, Tennessee y Arkansas (...) Millones de americanos toman el agua que viene de este sistema de ríos”, señalan los "protectores". 

Esta lucha vuelve a poner de manifiesto la necesidad de afirmar los derechos y la soberanía de los pueblos originarios, que una y otra vez son puestos en jaque por grandes negociados que implican, por detrás, acuerdos políticos de saqueo y venta de recursos. 

Si quieres conocer más sobre esta situación que está repitiéndose en el mundo entero puedes leer también este informe que revela que la megaminería, el agronegocio y las represas violan los derechos de los pueblos originarios. 

Solo la lucha puede hacer alzar la voz de los que una historia de marginación ha acallado. ¡Apoya su causa!