En muchos sitios del mundo, tomar agua del grifo es una de las prácticas más habituales; de hecho, se encuentra tan naturalizada que en muchos de ellos el derroche es un problema que necesita revertirse.
Pero, en el caso de los habitantes de Onoway, un pequeño pueblo en Canadá, cuando abrieron el grifo como todos los días, se encontraron con la extraña sorpresa de que el agua no solo no era transparente, sino que tenía un color rosa fluorescente.
En esta localidad de poco más de mil habitantes, según se dio a conocer, se filtró una sustancia química en la planta de tratamiento local del agua. Ésta, llamada permanganato de potasio, es un compuesto químico que se utiliza para eliminar el hierro y el sulfuro de hidrógeno del agua, que se filtró en un reservorio de agua debido a una falla en una válvula y provocó el color rosa con el que pudo verse al agua del grifo en el pueblo.
Sin embargo, según comunicó el alcalde del municipio, esto no representó directamente un riesgo para la salud de la comunidad y el depósito ya fue drenado. Sin embargo, la investigación continúa, y el caso ha tomado relevancia como ejemplo del cuidado y la supervisión que estos procesos necesitan.
Tan vital que resulta para la vida, el agua es un recurso que se encuentra muy expuesto a la contaminación. Represas, mineras, petroquímicas y desechos plásticos son algunas de las principales causas . Y esto es un problema que precisa resolverse, sobre todo si pensamos en que, según datos de la UNESCO, alrededor de 1.200 millones de personas viven en áreas donde el agua escasea físicamente y se prevé que en 2030 el mundo tendrá que enfrentarse a un déficit mundial del 40% de agua.
Además, el crecimiento demográfico, la urbanización, la industrialización y el aumento de la producción y el consumo han generado una demanda de agua dulce cada vez mayor; y, por eso, la responsabilidad de hacer un uso consciente de ella no solo es importante, sino necesario para que todas las formas de vida sigan en la Tierra.