"Los adultos siempre están diciendo que tienen el deber de dar esperanza a los jóvenes. Pero yo no quiero su esperanza. No quiero que nos hablen de esperanza, quiero que entren en pánico". Estas fueron las palabras de la activista sueca, Greta Thunberg, durante el Foro Económico Mundial en Davos en enero de 2019.
Tanto el discurso de Greta -urgente, pero indispensable para tomar acción-, como la sobre información en los medios de comunicación y redes sociales, traen aparejados la sensación de pánico por la magnitud del desafío del cambio climático. Es tal el agobio generalizado, que el fenómeno ya tiene un término: "ecoansiedad".
Según la Asociación Americana de Psicología, la ecoansiedad es el “temor crónico de sufrir un cataclismo ambiental”, generado por “observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y preocuparse por el futuro de uno mismo y de las generaciones futuras”.
"Podemos decir que un número significativo de personas están estresadas por los impactos potenciales del cambio climático, y el nivel de preocupación está aumentando", señala Susan Clayton, profesora de psicología y estudios ambientales en College of Wooster, una facultad en Ohio.
Algunos de los síntomas que definen el fenómeno son la preocupación constante, una sensación de ahogo, agobio y un pensamiento reiterativo que gira alrededor del miedo a que aquello a lo que le tememos, se cumpla.
¿Cómo podemos combatir la ecoansiedad?
El científico Owen Gaffney, autor de un estudio que detalla pasos concretos que gobiernos, empresas e individuos pueden tomar para combatir el calentamiento global, asegura que "no debemos olvidar que nuestras acciones individuales pueden tener un impacto positivo en el planeta". "La ecoansiedad es la respuesta correcta ante la magnitud del desafío", señaló Gaffney.
Una buena forma de trabajar la ansiedad es transformando la angustia generalizada en acción. Si bien el analista Duncan Geere sostiene que "la mayor responsabilidad para producir grandes cambios es de los líderes políticos y los empresarios", recomienda tres acciones concretas que podemos tomar como individuos para ayudar a combatir el calentamiento global y controlar nuestra ansiedad.
"Primero, piensa en el cambio climático cuando decidas qué comes, cómo viajas y qué compras; segundo, habla del cambio climático con tus amigos, tu familia y tus colegas; finalmente, exige acciones de los políticos y las compañías con los mecanismos que tengas a tu alcance", concluye.
Desde sumarse a una organización social, fundación o grupo que comparta nuestras mismas inquietudes, hasta elegir una causa y contribuir desde nuestro propio lugar: hacer compost en casa, limpiar playas, comer menos carne o manifestarse en protestas masivas. Todo suma, tanto para nuestra salud mental como para el planeta.
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