Por Nuria Iribarren*
En el inicio de nuestra civilización, los cosméticos eran inseparables de la medicina y de la comida. Formaban un gran todo en donde los humanos usaban y compartían por vía oral la sabiduría y los recursos de la naturaleza.
Con nuestros hábitos de vida alocados y la catarata de marketing a la que estamos expuestos, pocas veces consideramos este origen en común, y olvidamos que esas sustancias cremosas y super blancas vinieron alguna vez de los regalos de la Madre Tierra.
Podemos decir que somos la primera sociedad en la historia de la humanidad que elige a conciencia lo comercial y marketinero antes de lo saludable. Nuestra falta de interés en nuestra salud y en el planeta, demostrado por el avance y crecimiento de tantas industrias que nos intoxican (entre ellas la industria cosmética), son de gran importancia histórica y genética para nuestra especie.
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Hemos creado una “generación conejillo de Indias”, donde permitimos que experimenten en nosotros con objetivos comerciales, donde el resultado es más que evidente: aumento de ganancias comerciales en detrimento de nuestra salud pública y medioambiental.
Según un informe del Banco Mundial, si no se adoptan medidas urgentes, en el curso de los próximos 30 años la generación de desechos a nivel mundial, impulsada por la rápida urbanización y el crecimiento de las poblaciones, aumentará de 2010 millones de toneladas registradas en 2016 a 3400 millones.
Considerando este panorama, soñar con una Tierra y una vida humana 100% limpia y natural es prácticamente una utopía. Sin embargo, es urgente que, como mínimo, hagamos todos los esfuerzos que podamos en tratar de revertir la situación, y que tomemos consciencia de la importancia de cada paso que damos (sea grande o pequeño) hacia una vida más sustentable.
Cosmética zero waste
La cosmética natural y “Zero Waste” (cero residuos) es una invitación a participar activamente de este cambio, ya que propone la elaboración y consumo de productos con ingredientes nobles, poco procesados y 100% biodegradables, que prácticamente no generan residuos antes, durante y luego de su uso.
¿Cómo se logra ésto? Priorizando la elaboración y consumo de productos en formato sólido que no necesitan botellas, potes, frascos, ni ningún otro tipo de envase para su comercialización y uso.
El famoso champú sólido, que ha ganado popularidad en todo el mundo desde hace ya algunos años, es un gran ejemplo. Pero también puedes hacer o comprar acondicionadores, bálsamos, desodorantes, maquillajes y muchos productos más, con este práctico y sustentable formato. Estos productos no necesitan más que un papel que lo envuelva o como mucho una cajita (que puede ser de cartón reciclado, madera o vidrio) para guardarlo en tu casa o llevarlo de viaje.
Para empezar, puedes acercarte a productores de tu zona y probar sus cosméticos sólidos. También puedes hacerlos tú mismo en la comodidad de tu casa. Aportarás así tu granito de arena, cuidándote y cuidando al ambiente.
Aprende a hacer tus propios cosméticos
Otra forma de iniciarte en el camino de la cosmética natural y zero waste es hacer tus propios productos, con ingredientes 100% naturales. Si quieres aprender más, puedes tomar el curso online de Kalimiel. Encuéntralo en la sección Cursos Bioguía, en la categoría cosmética. ¡Hay un descuento exclusivo del 10% para ti!
* Nuria Iribarren es naturópata especializada en cosmética natural. Es la directora de la Escuela Internacional de Cosmética Natural Kalimiel, en donde brinda cursos online relacionados con la cosmética natural, y es la conductora del programa televisivo "Cosmética Natural".