La mayoría de las personas ha sentido alguna vez demasiado frío en los pies, o incluso en las manos. No hablamos simplemente de sentirlo en invierno, sino de la sensación de que las extremidades están mucho más frías que el resto del cuerpo, ya sea cuando hace frío en el exterior pero de todos modos estamos bien abrigados, o incluso cuando en otras partes del cuerpo tenemos calor. 

Los pies fríos no son una enfermedad, pero pueden ser un síntoma de alguna dolencia. Además, si esta condición te molesta, puedes aplicar algunos de los consejos que están al final de esta nota para recuperar el calor y evitar que tus extremidades vuelvan a enfriarse.

¿Por qué tenemos los pies fríos?

Por otra parte, las extremidades frías también pueden deberse a daños neurológicos. Éstos no necesariamente tienen que ser muy graves (aunque pueden serlo y siempre es bueno consultar al médico), sino que un pinzamiento en algún nervio, por ejemplo, puede ser la causa de que los pies no puedan mantenerse calientes. Cuando ésta es la causa, el frío no es el único síntoma, sino que también se presentan hormigueos o entumecimientos. 

La mala alimentación también puede causar frío en las extremidades, porque cuando hay deficiencia de vitaminas y nutrientes, el cuerpo se centra en mantener el calor y el buen funcionamiento de los órganos principales, y los pies o las manos pueden quedar relegados.

También, el frío en los pies puede deberse a factores externos, como un mal calzado que genere transpirar en exceso y provoque tener las extremidades húmedas todo el día.

¿Cómo calentar las manos y los pies?

Lo mejor para revertir el frío en las extremidades es atacar directamente la causa. Sin embargo, hay algunos consejos que pueden hacerte sentir mejor de inmediato, o prevenir el enfriamiento cuando apenas está comenzando.

- Hay tres plantas recomendadas para combatir los pies fríos: el jengibre, que mejora la circulación y hace entrar en calor todos los órganos; la canela, que tiene las mismas propiedades que el jengibre y además estimula la producción de energía; y el ginko, potente vasodilatador que promueve la circulación cerebral y puede ayudarnos a que la sangre llegue a las extremidades.

- Alimentación: sobre todo cuando tenemos los pies fríos solo en invierno, es bueno comenzar por algo que parece lógico pero no siempre tenemos en cuenta: evitar los alimentos fríos, y aprovechar las comidas para ingerir preparaciones calientes, condimentadas y picantes que ayuden al cuerpo a producir calor. Los alimentos recomendados son los que incluyen magnesio, vitaminas C, E y K y calcio. También es recomendable beber agua, porque un cuerpo deshidratado no puede regular bien la temperatura.

- En la medida de lo posible, cuando tengas los pies fríos quítate los zapatos y las medias y frota los pies hasta que estén bien.

- Hacer más ejercicio mejora la circulación y por lo tanto, regula la temperatura corporal.

- Para calentar los pies a la noche, lo mejor es la hidroterapia. Un baño de pies en agua caliente durante 10 minutos ayudará a calentar los pies y dormir mucho mejor. Luego de mojarlos en el agua caliente, es bueno sumergirlos un momento en agua tibia o fría, secarlos inmediatamente y cubrirlos con calcetines de algodón bien secos y calentitos justo antes de ir a la cama.

- Mantener los pies secos es fundamental: si tienes frío y dejas tus pies todo el día en unas medias húmedas dentro del calzado, no van a calentarse aunque te abrigues y realices muchos esfuerzos por aclimatarte.

- Abriga tu cabeza: cuando otras partes fundamentales de tu cuerpo, como la cabeza, estén desabrigadas, tu organismo llevará la sangre hacia ellas. Por eso, no servirá de nada ponerte tres pares de calcetines si no llevas gorro y bufanda.

- Acupuntura y masajes: ambas técnicas pueden mejorar la circulación de zonas complicadas como los pies y pueden ser de mucha ayuda. Puedes realizar masajes luego de tomar un baño y aprovechar para colocar algún aceite esencial. La acupuntura debería aplicarla un profesional, y puedes probar también con la reflexología.