El resfriado común es una infección leve que puede desencadenarse por distintos tipos de virus y que afecta a las vías respiratorias altas. Se transmite por el aire y, en general, desaparece a los pocos días.
Cuando ya nos hemos contagiado de un resfriado, es importante cuidar la higiene para evitar contagiar a otros: lavarnos las manos y taparnos la boca o la nariz si estornudamos o tosemos. Para ayudar a nuestro cuerpo a sanar sin recurrir a píldoras, podemos recurrir a la aromaterapia.
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El sentido del olfato es muy importante, pues el aire es aquello que nos mantiene vivos. Todas nuestras células lo precisan para funcionar. Por eso, a través de los aceites esenciales con acción antiviral, mucolítica y expectorante, podemos ayudar a sanar catarros y resfriados comunes.
Los aceites penetran en el torrente sanguíneo, y actúan estimulando el sistema inmunitario para que esté preparado para desarrollar anticuerpos y defenderse de los virus.
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Los más recomendados en estos casos son:
- Aceite esencial de eucalipto (especialmente Eucalyptus radiata): descongestiona las vías respiratorias.
- Aceite esencial de niaouli (Melaleuca quinquenervia): es energizante, antibacterial y antivírico.
- Aceite esencial de ravintsara (Cinnamomum camphora qt cineol): estimula las defensas del cuerpo.
- Aceite esencial de limón (Citrus lemon): es antiséptico, antivírico y antibacteriano.
- Aceite de árbol de té (Melaleuca alternifolia): es antiséptico, bactericida, fungicida y antivírico.
Los tres pueden usarse en niños y personas mayores, ya que son seguros y bien tolerados.
Pueden emplearse en difusores en el aire, o en el caso del eucalipto, en la ducha o baños de vapor. También se los puede poner en la almohada, o usarlos para hacer masajes en el pecho. Recuerda diluirlos en algún aceite vegetal.
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Fuentes: