Palpitaciones, respiración acelerada, transpiración e incluso nauseas y miedo. Estos son algunos de los síntomas más comunes de la ansiedad, una reacción natural provocada por una amenaza real o imaginada.
En los niños, estas "amenazas" suelen ir desde nuevas experiencias hasta la separación de sus padres, por ejemplo. Pero, si bien la ansiedad es una reacción normal en ciertas situaciones, cada vez son más los niños que sufren de trastornos de la ansiedad. En un niño ansioso, la mente vive siempre en estado de alerta, preparada para la lucha o la huida.
El problema comienza cuando la ansiedad se sale de control y se vuelve paralizante. “Estar ansioso por una situación en particular no significa necesariamente padecer ansiedad”, asegura Eduardo Silvestre, pediatra especialista en estrés infantil y divulgador científico del Grupo Medihome.
Según el especialista, la ansiedad comienza siendo una "forma habitual de responder" para transformarse progresivamente (si no existe una intervención adecuada), en un trastorno. De acuerdo con una investigación realizada en Estados Unidos, los 11 años es la edad promedio en la que aparecen los trastornos de la ansiedad.
¿Cómo podemos detectar si la ansiedad es un problema?
Muchas veces, la ansiedad puede manifestarse a través de síntomas físicos como un dolor de estómago, dolor de cabeza o vómitos. “La mayoría de las consultas por niños con problemas de ansiedad son por síntomas físicos”, afirma Silvestre.
Dentro de los síntomas emocionales, se encuentran el llanto sin motivo, la irritabilidad, miedos excesivos o insomnio, entre otros. Además, es común que los chicos con este tipo de trastorno "no quieran ir a la escuela o al jardín, les de miedo quedarse solos o dormir a oscuras”
Algunos consejos para manejarla
- No desestimar las preocupaciones del niño: sin importar lo irracionales que puedan parecer los miedos del niño, la prioridad de los padres debería ser validar los sentimientos de su hijo para que pueda relajarse y sentirse acompañado.
- Respetar su miedo, pero no ceder ante él: si bien la reacción inicial debe ser ayudarlo y protegerlo, es importante animarlo a hacer las cosas que teme sin presionarlo, para que pueda enfrentarse a sus miedos.
- Técnicas de meditación, el yoga y el mindfulness: estas prácticas de relajación son cada vez más populares y no son solo para adultos. También son de gran ayuda para que los niños y adolescentes logren adquirir recursos para afrontar y aprender a regular la ansiedad.
¿Conoces otras formas de ayudar a los niños a manejar su ansiedad?
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