Lagrimeo, picores en la nariz y constantes estornudos, son algunos de los síntomas de una de las alergias más comunes en el mundo, y esta es la alergia al polvo. Esto quiere decir que el cuerpo reaccionara de forma exagerada ante la presencia de los ácaros del polvo. A continuación comentamos todo lo que debes saber acerca de la alergia al polvo.

¿De qué se trata la alergia hacia el polvo?

La alergia hacia los ácaros del polvo, se trata de una reacción alérgica a unos diminutos insectos que se encuentran generalmente entre el polvo acumulado en el hogar. Algunos de los signos de la alergia a los ácaros del polvo, son similares a los de la rinitis alérgica. Incluso hay personas que experimentan síntomas de asma, como por ejemplo el silbido al respirar o las dificultades para respirar.

Estos diminutos ácaros del polvo, son parientes bastante cercanos de las arañas y también de las garrapatas. Aunque son tan pequeños que es imposible observarlos con un microscopio. Dichos insectos obtienen su alimento de las células de piel muerta que desprenden las personas, y se desarrollan en entornos húmedos y cálidos.

En casi todos los hogares, elementos como las alfombras, algunas prendas de ropa o muebles tapizados, son el entorno perfecto para estos ácaros. Si se toman algunas medidas para eliminar el polvo en el hogar, es posible controlar la alergia hacia los ácaros del polvo. A menudo se requiere de ciertos medicamentos para el alivio de los síntomas, y para el control del asma.

Síntomas de la alergia hacia el polvo

Entre los síntomas más comunes de la alergia hacia los ácaros del polvo se encuentran:

- Frecuentes estornudos.

- Moqueo.

- Tos

- Ojos llorosos, con picazón o enrojecidos.

- Goteo nasal posterior.

- Inflamación en la parte de debajo de los ojos y piel azulada.

- Congestión nasal.

- Presión y dolor facial.

- Picazón en la garganta, en la nariz o también en el paladar.

En dado caso que la alergia que se presente desarrolle signos de asma, estos podrían ser los siguientes:

- Problemas para respirar.

- Silbido que es posible escuchar al exhalar.

- Opresión o presencia de dolor en el pecho.

- Inconvenientes para dormir provocados por las dificultades respiratorias, por el pitido al respirar o por la tos.

- Algunos de los síntomas empeoran con la presencia de virus respiratorios, por influenza o por un resfriado.

Tener alergia al polvo es algo que puede ser bastante leve o muy intenso. Casos leves de este tipo de alergia pueden generar moqueo ocasional, estornudos y ojos llorosos. Si los casos de alergia al polvo son muy intensos, el problema llega a ser continuo. De tal forma que produce constantes estornudos, presión facial, tos o incluso intensos ataques de asma.

¿Cuándo se debe consultar con un médico?

Ciertos síntomas de la alergia a los ácaros del polvo, son muy parecidos a los que se presentan en un resfriado. Hay ocasiones donde es complicado saber si se tiene una alergia o un resfriado. Cuando los síntomas persisten por más de siete días, lo más probable es que se trate de alergias.

Ahora bien, si los síntomas de la alergia son demasiado intensos, como en el caso del silbido al momento de respirar o las dificultades respiratorias, será necesario contactar a un médico. Buscar atención médica con urgencia es lo primero que se debe hacer, cuando los problemas respiratorios empeoran.

¿Causas de las alergias al polvo?

Las alergias surgen en el instante que el sistema inmune actúa frente a sustancias extrañas, que bien pueden pelo de mascota, polen o ácaros del polvo. Debido a esto, el sistema inmunitario producirá anticuerpos, que protegerán al organismo de los agentes invasivos. Evitando así que aparezcan infecciones.

Al tener alergias, el sistema inmune hará que los anticuerpos se encarguen de identificar a los alérgenos como algo perjudicial, pese a que no cause algún daño. Una vez que se establece contacto con algún alérgeno, el sistema inmune producirá respuestas inflamatorias tanto en los pulmones como en las fosas nasales. Estar expuesto de manera regular o prolongada a los alérgenos ocasiona inflamaciones crónicas que se asocian con el asma.

La materia orgánica es el alimento de los ácaros del polvo, como en el caso de las células de piel muerta, y en lugar de consumir agua, absorben cualquier humedad del ambiente. Dentro del polvo están presentes los excrementos y también los cuerpos descompuestos de los ácaros del polvo. Siendo las proteínas que se encuentran en estos desechos, las que ocasionan las alergias al polvo.

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Factores de riesgo

A continuación mencionamos algunos de los factores de riesgo que aumentan las probabilidades de padecer alergias:

Antecedentes familiares: Probablemente se tenga mayor sensibilidad hacia los ácaros del polvo, si algunos de los miembros de la familia tienen esta afección.

Exponerse a los ácaros del polvo: Estar expuesto constantemente a estos insectos, sobre todo en la rutina diaria, se incrementa el riesgo de sufrir alergias.

Ser un niño o un adulto joven: Para estos casos es mucho más probable sufrir de este problema.

Tratamiento para la alergia al polvo

Uno de los primeros tratamientos para la alergia y el más eficiente, es evitar los ácaros del polvo, siempre y cuando esto sea posible. Si se reduce la exposición a estos insectos, es posible que las reacciones alérgicas ocurran con menos frecuentes o sean menos intensas. No obstante, es imposible eliminar completamente a los ácaros del polvo dentro de cualquier entorno. Y probablemente se requiera de medicamentos para controlar los síntomas.

Antialérgicos

El especialista le indicará al paciente que tome medicamentos para mejorar los síntomas de esta afección, y estos pueden ser los siguientes:

Antihistamínicos: Son aquellos encargados de reducir la producción de ciertas sustancias químicas en el sistema inmunitario, que se encuentran activas en las reacciones alérgicas. Son medicamentos que ayudan a controlar algunos de los síntomas, como en el caso de los estornudos. Normalmente estos antihistamínicos son recetados como un aerosol nasal. Sin embargo, también hay presentaciones en tabletas de venta libre, como la fexofenadina y la loratadina.

Corticoesteroides: Generalmente suministrados como un aerosol vía nasal, que disminuyen la inflamación y mantienen el control de los síntomas. Ejemplos de estos medicamentos son la fluticasona, la triamcinolna, entre otros. Los efectos secundarios que generan los corticoesteroides nasales son menores, comparados con los que son administrados vía oral.

Descongestionantes: Pueden ser de gran ayuda para disminuir la inflamación en las fosas nasales, y hacen más fácil la respiración. Existen algunas tabletas que son de venta libre, que son una combinación de antihistamínicos y de descongestionantes. Se debe tener presente que los descongestionantes orales puede que incrementen la presión arterial. Por lo tanto, no deben ser administrados en caso de que la persona sea hipertensa.

Modificaciones de leucotrienos: Bloquean las acciones de algunas sustancias químicas en el sistema inmune. A menudo los especialistas recetan este tipo de medicamentos, que se encuentra en presentación de comprimidos. No obstante, se producen algunos efectos secundarios como por ejemplo fiebre, infección en las vías respiratorias y dolores de cabeza. También se presentan otros efectos secundarios que son menos frecuentes, como los cambios de humor o la depresión.

Otros tratamientos

Irrigación nasal: Se usa una especia de botella exprimible llamada rinocornio, la cual está diseñada para expulsar toda la mucosidad que irrita los senos paranasales. Actuando mediante una solución salina, que funciona como una especie de enjuague para las fosas nasales. En caso de preparar esta solución en casa, se recomienda usar agua que no contenga contaminantes. Y asegurarse de desinfectar la botella de irrigación una vez que se use, y dejándola secar en el aire libre.

Inmunoterapia: Existe la posibilidad de entrenar al sistema inmune para disminuir la sensibilidad a los alérgenos. Una medida como esta se realiza mediante una serie de vacunas para contrarrestar la alergia, llamadas inmunoterapia. La persona será expuesta al polvo a través de dos vacunas por semana. Gradualmente la dosis irá aumentando, y el tratamiento se realiza por seis meses. Serán necesarias vacunas de mantenimiento cada mes, durante cinco años aproximadamente.

Existen otras medidas para disminuir la exposición al polvo, que pueden ser aplicadas en el día a día. Entre estas medidas se encuentran limpiar la ropa semanalmente, usar cubrecamas antialérgicos, mantener bajos niveles de humedad y pasar la aspiradora regularmente. Otras medidas pueden ser evitar el uso de alfombras, instalar filtros eficientes en los aires acondicionados y evitar el desorden en el hogar.

Fuente:

Mayo Clinic

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