Enfrentar desórdenes alimenticios es una tarea muy difícil, pero es una decisión importante. Los desórdenes alimenticios no son para nada sencillos, y la vida de algún ser querido podría estar en peligro justo en frente de nosotros sin darnos cuenta.

Según la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia (ACAB), el 6% de la población femenina joven padece de alguna de estas enfermedades. Para estar al tanto de algunos de los indicios más comunes, te presentamos 7 síntomas de que alguien sufre o podría sufrir de un trastorno alimenticio.

Constantes charlas sobre dietas

Los hábitos alimenticios suelen ser tópicos permanentes que irrumpen en todo tipo de charla, no importa cuál era el tema. Mantenerse informado sobre dietas no es nada malo, pero la obsesión es un problema.

Los expertos aseguran que los desórdenes alimenticos suelen muy poco evidentes, ya que son padecimientos secretos, pero si la dieta es un tema de conversación inusualmente frecuente, este es un indicio bastante importante.

Descartan ciertos tipos de comida

Eliminar por completo ciertos grupos de alimentos no siempre es negativo, en especial si es indicado por un profesional y es por razones médicas. Pero si la razón no queda clara y parece ser una decisión caprichosa o mal informada, es hora de empezar a hacer preguntas. Es usual, por ejemplo, que algunas personas decidan rechazar todos los carbohidratos por la falsa información de que engordan sin aportar "nada bueno".

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Hábitos de entrenamiento o alimentación fuera de lo común

"Los cambios en el estado de ánimo y el comportamiento en torno a la comida o al ejercicio pueden ser señales de alerta", dice Lauren Smolar, directora de programas de la Asociación Nacional de Desórdenes Alimenticios.

Por lo que, cambios de rutinas de entrenamiento, sobreestimación de las calorías, visitas más que frecuentes al baño deberían ser un indicador. Los cambios de ánimo hacia la comida también son una llamada de atención. La vergüenza o la culpa al comer o ideas de perfeccionismo relacionadas con la alimentación son indicadores comunes.

Cambios de apariencia física

Los trastornos alimenticios conllevan a cambios físicos adicionales a la pérdida de peso. Trastornos alimenticios como la bulimia, por ejemplo, hacen que las personas presenten uñas amarillas a causa del permanente contacto con líquidos bucales, erosión dental o hedor bucal.

Por otros lado, la anorexia genera perdida de sueño provocando ojeras o pérdida de cabello son más vulnerables a sufrir hematomas y de frio.

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Uso excesivo de laxantes

Dena Cabrera, experta en el tema, explicó que las personas con trastornos alimenticios podrían abusar de laxantes o diuréticos buscando la forma de eliminar la comida que se pudo haber ingerido en algún momento de impulsividad.

Rechazo constante a reuniones por la presencia de comida

La evasión a interacciones sociales como cumpleaños o cenas con amigos es una importante señal. Muchas personas que sufren de este tipo de trastornos sienten pánico a la hora de enfrentar este tipo de situaciones.

"Un desorden alimenticio que avanza puede provocar mucho estrés emocional y consumir la vida de una persona", explica Susan Albers. "Me ha tocado ver cómo causa mucho dolor en las relaciones, hace que se pierdan oportunidades de disfrutar la vida y roba la energía que podría utilizarse en cosas que podrían hacerla feliz".

Señales de otros problemas de salud mental
Es muy frecuente que los trastornos alimenticios se den en conjunto con otras enfermedades mentales como la ansiedad y la depresión, ya que ambos tienen síntomas físicos y mentales. Un desorden alimenticio siempre se presenta con algún otro tipo de trastorno emocional y el uno puede terminar agravando al otro de forma mutua.

Para ayudar a alguien que esté sufriendo algún desorden alimenticio lo primero es reconocerlo y enfrentarlo, no se deben ignorar señales de estas enfermedades. "Puedes hacer comentarios como: '¿Estás cambiando tus hábitos de alimentación? ¿Por qué?’", dice Albers.

El tacto es muy importante a la hora de entablar una conversación sobre este tema con alguien que lo padece, debemos entender que la fragilidad emocional es en gran parte la causa de estos problemas y comunicarnos de forma sensible.