¿Alguna vez viste a un bebé sentado frente al espejo riéndose o jugando con su imagen? Esta escena es típica de un estadio por el que todos pasamos en nuestra infancia: "el estadio del espejo". Según Lacan, de hecho, es una de las fases del desarrollo psicológico del niño.
Frente al espejo, el niño se fascina al identificarse con su imagen y percibirse como un todo (ya no se reconoce solo en partes). Esta experiencia es fundamental para que se forme su "yo".
Pero en verdad eso solo ocurre con ayuda de y en relación a Otro. Porque el bebé, en principio, cree que la imagen no es él, sino Otro como él. A partir de ahí, el sujeto estará "dividido": se desconce y reconoce en lo que es en verdad solo una imagen separada de él.
Cuando crecemos, también nos identificamos con otro, especialmente si estamos en una relación. Podemos discutir, tener admiración, irritarnos ciertas cosas que hace o dice. Pero, ¿qué es nuestro y qué del otro? Aprende las 4 leyes del espejo que debes seguir si quieres tener una buena relación, de pareja, de amistad, o incluso, contigo mismo.
1° Ley
Todo lo que te molesta, irrita, enoja del otro, o lo que quieres cambiar de él, en verdad es algo que te molesta, irrita, enoja o quieres cambiar de ti.
2° Ley
Todo lo que el otro te critica o quiere cambiar de ti, te pertenece también. Aunque más no sea como propio aprendizaje de autoafirmación de quién eres. Siempre lo que te trae el otro será para tu propio crecimiento.
3° Ley
Todo lo que el otro te critica, recrimina y quiere que cambies, es en parte su propia proyección en ti; sus propios deseos, miedos y fracasos.
4° Ley
Todo lo que te gusta del otro, todo lo que amas de él/ella, es lo que eres y disfrutas, en verdad, de ti mismo.