La luna llena de abril es conocida por el nombre de superluna rosa debido a que se encuentra más cerca del eje terrestre, haciendo que la veamos más grande y brillante que la mayoría de las noches. Su color, sin embargo, no es el que pareciera insinuarnos su nombre. Este proviene de antiguas tradiciones que vinculan a esta luna con la llegada de la primavera en el hemisferio norte y a los primeros brotes del musgo rosa o flox de tierra, que tiene pequeñas flores de este color.
Astrológicamente, Libra también nos habla de la belleza de las flores y la armonía en todas sus formas. La seducción y el complemento. La negociación y el encuentro. Ahí donde chocan dos deseos individuales que necesitan ser escuchados de igual manera para poder vincularse de verdad.
Se ilumina la relación entre nuestro deseo y el deseo que viene de afuera. Coinciden dos realidades que pueden friccionar y chocar, o amoldarse entre sí armónicamente. Para que exista un encuentro es necesario que cada parte se vuelva receptiva y empática con la otra. Ceder un poco para hacerle lugar al otro en nosotros.
¿Cuán receptivo soy a los deseos y las necesidades del otro? ¿Me flexibilizo para adaptarme? ¿Ocupo un lugar fijo en mis relaciones sintiendo que “yo soy así” y que los demás tienen que soportarme y adaptarse a mi? O suelo ceder la mayoría de las veces para evitar el conflicto con los demás?
Todo extremo nos aleja del vínculo. Si no hay lugar para mi o no hay lugar para el otro, tampoco habrá lugar para que exista un verdadero y genuino encuentro.
La presencia física de otra persona no garantiza el encuentro. Podemos estar junto a otros y de todas formas sentirnos solos, estar solos. Así cómo podemos estar aparentemente solos pero no sentirnos en soledad. Estamos con nosotros mismos.
Este momento tan complejo de la humanidad nos empuja a reflexionar de por sí sobre nuestras relaciones, ya sea por compartir demasiado tiempo con alguien o por hacerlo muy poco. Personas aisladas por enfermedad. Personas muriendo en soledad. La distancia física contra la hiper conectividad de las redes a punto de colapsar.
Escucharnos y escuchar al otro, reconocer cuándo necesitamos estar con otros y cuándo estar solos (desconectar de esa hiper conectividad que también nos hace mal), es buscar un equilibrio que todos necesitamos.
En esta superluna rosa en Libra deseo que podamos aprender, para adentro y para afuera, a hacerle más lugar a la empatía.