El desierto del Sahara ha sido escenario de tormentas históricas que provocaron inundaciones masivas en septiembre de 2024, un fenómeno inusual para esta región árida. Localidades como Tagounite y áreas cercanas al lago Iriqui vieron cómo se formaban lagos temporales en zonas secas durante décadas. En solo 24 horas, se registraron más de 100 mm de lluvia, cifra que supera el promedio anual de muchas áreas del Sahara.

Un fenómeno impulsado por el cambio climático

Las lluvias fueron ocasionadas por una corriente de aire húmedo proveniente del Atlántico, combinada con alteraciones atmosféricas que intensificaron el evento. Celeste Saulo, de la Organización Meteorológica Mundial, advirtió que este tipo de fenómenos podrían volverse más frecuentes debido al cambio climático. Las tormentas extratropicales han empezado a impactar zonas normalmente secas, sugiriendo que los patrones climáticos del Sahara están cambiando.

Este evento ha dejado un saldo devastador no solo en términos de vidas humanas, sino también en infraestructura, al bloquear carreteras y cortar el suministro eléctrico en diversas zonas del sureste marroquí. Estas inundaciones han complicado la situación para las comunidades que aún se recuperan del terremoto de 2023, exacerbando la vulnerabilidad de la región.

Impacto en el ecosistema y el clima regional

Las imágenes del Sahara tras las tormentas muestran un paisaje transformado: charcas, lagos temporales y zonas verdes emergen donde antes había solo arena. Si bien estos cuerpos de agua temporales podrían ofrecer hábitats para aves migratorias y pequeños organismos, los expertos advierten que estos ecosistemas serán efímeros. Además, el agua acumulada podría evaporarse rápidamente bajo las altas temperaturas del desierto, dejando poca oportunidad para un cambio ecológico duradero.

El investigador Essam Heggy explicó que, aunque fenómenos similares han ocurrido en algunas partes del desierto, este es el más intenso en la memoria reciente. Heggy subraya la importancia de desarrollar sistemas de alerta temprana basados en satélites para anticipar futuras lluvias torrenciales, ya que la infraestructura local no está preparada para soportar este tipo de eventos.

“Han pasado entre 30 y 50 años desde que llovió tanto en tan poco tiempo”, dijo a The Associated Press Hossein Ouabeb, funcionario de la agencia meteorológica de Marruecos.

El Sahara y el futuro de los fenómenos climáticos extremos

El Sahara, conocido por su estabilidad climática extrema, se enfrenta ahora a un futuro incierto. Este evento refleja un cambio en el ciclo hidrológico de la región, posiblemente causado por el aumento de las temperaturas globales. Las tormentas no solo alteran el paisaje y la vida silvestre, sino que también complican las condiciones socioeconómicas de las comunidades locales, que dependen de rutas comerciales y turismo para sobrevivir.

Los líderes medioambientales señalan que estas lluvias extremas son una advertencia sobre la necesidad urgente de actuar frente al cambio climático. Si no se adoptan medidas de mitigación a nivel global, regiones tradicionalmente áridas podrían experimentar más fenómenos inesperados, con consecuencias imprevisibles para sus ecosistemas y habitantes.

Este evento histórico en el Sahara nos recuerda que incluso los ecosistemas más estables pueden sufrir alteraciones drásticas en un mundo cada vez más afectado por el cambio climático. La transformación del desierto, aunque breve, es una advertencia de que ninguna región es inmune a los fenómenos climáticos extremos.

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