Hay que aves usan hormigueros para sanar su piel y cuidar sus plumas. Algunas especies poseen un comportamiento fascinante llamado "anting" (hormigueo), en el que se colocan sobre nidos de hormigas. Esta conducta podría estar relacionada con la salud de su pelaje.

Este accionar se documentó en una amplia variedad de especies en todo el mundo. Entre las aves más conocidas por practicarlo se encuentran los estorninos, como el estornino europeo que habita en Europa, Asia, África, América del Norte y Australasia. También se observa en mirlos, como el mirlo común que vive en jardines y bosques de Europa, Asia y América del Norte.

Los cuervos y cornejas, conocidos por su inteligencia, también muestran este proceder y se ubican prácticamente en todo el mundo, al igual que los zorzales, que moran en América del Norte, Europa y Asia, con ejemplos como el zorzal de Swainson. Otras especies incluyen los jilgueros y los pájaros carpinteros, que habitan bosques en América, Asia, África y Europa.

Anting: aves usan hormigueros para sanar su piel y cuidar sus plumas

¿Por qué lo hacen?

  1. Eliminación de parásitos: las hormigas liberan ácido fórmico, que actúa como un insecticida natural y ayuda a las aves a deshacerse de ácaros y otros parásitos.
  2. Cuidado de las plumas: el ácido fórmico puede limpiar y acondicionar las plumas, haciéndolas más saludables y resistentes.
  3. Calmante para la piel: si las aves tienen irritaciones o molestias, este proceso podría aliviar la piel.

Tipos de "anting"

  1. Activo: El ave recoge hormigas con su pico y las frota en su cuerpo.
  2. Pasivo: Se sienta directamente sobre un hormiguero, permitiendo que las hormigas suban y liberen ácido fórmico sobre ella.

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Estudios realizados

El "anting" fue estudiado por primera vez de forma sistemática en la década de 1920 por el ornitólogo norteamericano Dr. John R. S. Milne. Fue él quien observó y documentó este fenómeno en aves, describiendo cómo se frotaban con hormigas y otras criaturas parecidas.

A lo largo de los años, otros estudiosos continuaron estudiando el "anting" para analizar mejor sus beneficios y las posibles causas detrás de este comportamiento tan singular.

El término "anting" en sí mismo proviene de la combinación de la palabra "ant" (hormiga) y el sufijo "-ing", que señala la acción de frotarse o estar en contacto con hormigas. Aunque Milne fue pionero en su estudio, fue el trabajo posterior de muchos ornitólogos quienes ampliaron su comprensión y explicaron cómo este comportamiento ayuda a las aves a mantener sus plumas limpias, libres de parásitos y más saludables.