Sucede que las flores se hacen más dulces al escuchar a las abejas. No hay que olvidar que estas necesitan de estos insectos, ya que de ese modo pueden diseminar el polen. Por lo tanto, es una manera a atraerlos. ¿Pero sabes quién descubrió esta teoría?

Estudio de la Universidad de Tel Aviv y publicado en la revista bioRxiv

En esta casa de estudios se indaga la relación entre las plantas y las abejas. Lo que llama la atención es que parece que las flores son sensibles a los sonidos. Por lo tanto, se infiere que las plantas las usan para “escuchar”.

La vibración de las alas de las abejas es bastante fuerte. Todos hemos escuchado su zumbido. Semejante sonido puede afectar las flores, las cuales reaccionan generando un néctar más dulce y atractivo. ¡Algo que estos insectos no pueden resistir!

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¿Cómo comprobaron esta peculiar teoría?

Ocurre que en la Universidad de Tel Aviv emplearon plantas llamadas “prímulas” (nombre científico: Oenothera drummondii). La planta fue expuesta a diversidad de estímulos, entre los que estuvo el sonido de las abejas.

¿Qué pasó cuando en la flor cuando se captó el sonido de estos insectos voladores? Pues, en apenas tres minutos se desencadenó una reacción química. Entonces, el néctar de la flor se tornó mucho más dulce y aromático.

Gracias a lo anterior, se facilita la polinización cruzada. No hay que olvidar que las abejas son catalogadas como el ser vivo más importante del planeta. Con su actividad, logran polinizar millones de plantas necesarias para la existencia terrestre.

No hay que olvidar que con la polinización se logran mejorar los cultivos. Muchas plantas comestibles se adaptan a nuevos entornos gracias a este proceso. Además, es una estrategia de supervivencia del reino vegetal.

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Una grata sorpresa esta cualidad de “oír a las abejas”

Sucede que cada día entendemos un poco más el planeta. Como ya hemos dicho antes, ocurre que las abejas son esenciales para la humanidad. Sin estos insectos, muchas plantas comestibles simplemente no existirían.

Igualmente, ahora se entiende que la contaminación sonora también altera a los organismos vegetales. Ante el exceso de ruido en el ambiente, muchas flores no podrían captar la cercanía de estos insectos y atraerlos.

Nuestro planeta necesita de un delicado equilibrio, el cual está siendo forzado por la actividad humana. Por lo tanto, debemos entender que todo lo que hacemos nos afecta. Hay que mantener la armonía con el ambiente.

¿Qué tan interesante es este descubrimiento? Es algo fantástico: nos ha permitido comprender mejor el equilibrio del mundo vegetal y los insectos. También,verificar que las plantas son sensibles a los sonidos de su entorno.

Fuente: Ecoportal