Por Alejandro Sturniolo*
Si bien a algunos les puede parecer futurista o de una película de ciencia ficción volver a consumir el agua que pasó por nuestro inodoro, deberíamos repasar juntos el ciclo del agua, ya que se ha reciclado desde la formación de nuestro planeta. Consumimos las mismas moléculas que pasaron por el interior de los dinosaurios, que ayudaron a apagar el gran incendio de Roma y del diluvio de la era del hielo.
Al igual que el ciclo del agua, la tecnología de tratamiento de agua y efluentes puede regenerar el agua que descartamos y llevarla a nuestra mesa aún más limpia que cuando la encontramos hoy en la naturaleza. Una ventaja de la tecnología es que podemos seleccionar qué queremos remover y hasta aprovechar algunas de las sustancias que considerábamos contaminantes inicialmente. Repasemos las 10 razones fundamentales de reutilizar nuestros efluentes.
1. Agua para riego
La agricultura es el mayor consumidor de agua del planeta, consume alrededor de un 80% del recurso. En países exportadores como Argentina, la balanza hídrica es más que preocupante ya que esto significa que estamos exportando este líquido vital en forma de “agua virtual”. El agronegocio en Argentina exporta 46.000 millones de metros cúbicos de agua por año, siendo que con solo 8.000 millones abasteceríamos a toda la población.
Para el caso de la agricultura, no necesitamos llegar a un grado de purificación como en el del agua potable. En algunas oportunidades podemos aprovechar los altos niveles de nutrientes de los efluentes tratados, como el nitrógeno. El reúso en el riego agrícola puede servir de fuente de nutrientes y reducir la necesidad de adicionar fertilizantes industrializados. Esto siempre y cuando los efluentes tratados no contengan contaminantes que puedan transferirse al alimento, como pudiera ser el caso del Arsénico al arroz.
2. Mejor gestión de los recursos
Permite una mejor gestión de los recursos, al sustituir con aguas regeneradas volúmenes de agua de mayor calidad, que pueden destinarse a usos más exigentes como el abastecimiento humano. La reutilización es un ejemplo perfecto de economía circular en el agua, en el que los residuos (agua y barros) se convierten en elementos valorizables. Estos desechos biodegradables pueden ser utilizados para la generación de energía por medio de la digestión anaeróbica, y el residuo final de este último proceso como fertilizante.
3. Mejora la calidad del descarte del efluente convencional o no tratado
Al colocar una barrera terciaria posterior al tratamiento de efluentes, obliga a depurarlo correctamente y al mismo tiempo minimiza el volumen de descarte.
4. Mayor competitividad frente a la potabilización de agua de mar
Al necesitarse mayor energía para el proceso de desmineralización del agua marina en comparación a otras fuentes debido a la alta salinidad, siempre que sea posible la alternativa del reúso de efluentes generalmente será más competitiva.
5. Reducción de descarte de contaminantes emergentes
Este nuevo grupo de contaminantes se han incorporado en nuestro vocabulario ambiental, y no es tenido en cuenta en casi ninguna de las normativas del mundo, ya que recién se han empezado a regular. El reúso de efluentes nos permite eliminar gran parte estas sustancias no declaradas aún y otras aún desconocidas como contaminantes.
6. Menor inversión en infraestructura debido al Tratamiento Descentralizado
Argentina es un país muy extenso, y debido a que los recursos no siempre se encuentran como en el caso del Río de la Plata a las orillas de las ciudades, invertimos en largos acueductos para transportar el líquido vital para luego devolverlo como efluente, otra vez recorriendo largas distancias. Esta ida y vuelta del recurso tiene un costo altísimo de inversión y de energía, que generalmente, supera a la inversión en tratamiento de agua y efluentes en sí mismo varias veces.
7. Ahorro energético
La opción de regenerar el agua in situ es una opción que, desde el punto de vista de inversión y energía, conlleva grandes ahorros. Transportar miles de kilómetros a la largo del país agua y efluentes involucra un gran costo energético. Solo AySA con su concesión tiene 16.178 km de cañerías, casi la distancia de nuestro país a China.
8. Disminuye el proceso de Desertificación y Sequía
La desertificación es un proceso de degradación ecológica en el que el suelo fértil pierde su potencial productivo como resultado de diferentes problemáticas, y la falta de agua es una de las principales. La sequía es considerada como una anomalía climatológica, y la sobreexplotación del recurso no colabora. Las fuentes de agua no convencionales como el reúso de efluentes ayudan a mantener la vegetación, disminuir la sobreexplotación de acuíferos y la salinización de las tierras, además de generar agua pura.
9. Asegurar la actividad Industrial
No es una novedad la eterna discusión entre asegurar el consumo humano y proveer agua a la industria. El reúso de efluentes nos garantiza balancear la salud y la economía. Un ejemplo es el Polo Industrial de Bahía Blanca, donde en épocas de sequía hay que elegir entre agua potable para el consumo humano, o la producción industrial. Cómo sabemos ambos son importantes, pero si el polo industrial pudiera hacer uso del agua regenerada a partir de los efluentes de la ciudad, el resto quedaría disponible para la población local.
10. Abastecimiento Humano
Por último, y podría decir que se trata de una de las razones más importantes, es la posibilidad de generar agua potable a partir de nuestros efluentes. En cuanto a la calidad ya aprendimos que podemos lograr agua pura, incluso superior a la que hoy encontramos en la naturaleza, evitando contaminantes como microplásticos, productos farmacéuticos, hormonas, etc. Varios países se encuentran trabajando en este proceso, de hecho, Singapur envasa su agua “New Water” generada a partir de sus propios efluentes.
Contamos con las tecnologías necesarias y recursos humanos calificados para comenzar a actuar y sacar provecho de esta posibilidad. Todavía estamos a tiempo de poder mitigar la contaminación y proteger nuestras fuentes de agua. Debemos avanzar en educación ambiental y políticas que avalen la reutilización por nuestra vida presente y futura, así como la de los demás seres vivos.
* Alejandro Sturniolo es Directivo de la Asociación Latinoamericana de Desalación y Reúso de Agua (ALADYR) y Vicepresidente de la Asociación Internacional de Desalinización (IDA).