¿Puede un rinoceronte ser espantado con un palo? Seguramente que no, pero una multitud de mosquitos pueden hacerle la vida imposible, de tal forma que a éste no le quede otra salida posible más que marcharse.
Esta parábola refleja la propuesta de Max-Neef, un economista, ambientalista, político y pensador chileno que, habiendo trabajado en la compañía petrolera Shell, decidió dar un giro completo a su vida y comenzar a imaginar un horizonte diferente, donde la suma de esfuerzos muy pequeños puedan hacer una gran diferencia.
La novedad de su pensamiento, que se refleja especialmente en su libro “Desarrollo a escala humana” (escrito en colaboración con Antonio Elizalde y Martín Hopenhayn), fue la creación de la teoría de las necesidades y satisfactores, que se convirtió en el marco conceptual de toda su obra.
En el libro, Max-Neef postula que las necesidades humanas no son infinitas ni tampoco cambian constantemente. Por el contrario, éstas son fijas y aquello que se modifica es el tipo, la cantidad y el acceso a lo que las satisface.
En base a este pensamiento, Manfred creó una matriz formada por el entrecruzamiento entre cuatro categorías de satisfacción de necesidades (ser, tener, hacer y estar) y nueve necesidades humanas básicas: la subsistencia, la protección, el afecto, la comprensión (o el entendimiento), la participación, la creación, el ocio, la identidad y la libertad.
A través de esta matriz se pueden evaluar el tipo satisfactores que se están utilizando para resolver estas necesidades. La propuesta superadora radica en cambiar los satisfactores negativos o inhibidores, por satisfactores sinérgicos, generando así un desarrollo humano que mejore la calidad de vida de las personas.
Según Max-Neef, el desarrollo económico industrial y la felicidad de las personas no tienen entre sí una relación directa, ya que a partir de determinado momento del desarrollo económico, la calidad de vida comienza a disminuir. Es por eso que para él tendría que entenderse como la “liberación de posibilidades creativas” de todos los que forman parte de una sociedad.
Esto es lo que denuncia en “La economía desenmascarada”, un libro que desarrolla los fundamentos de una nueva economía, donde la justicia, la dignidad humana, la compasión y la reverencia por la vida son los valores rectores. Porque, como señala: “La economía está para servir a las personas, y no las personas para servir a la economía”.
Sin duda, esos pensamientos giran el escenario y colocan en primer plano a los pueblos de la periferia geográfica y social, inspirándolos para desarrollar la iniciativa propia, la responsabilidad y la búsqueda de identidad. De esta manera, Max-Neef, en cada hoja de sus libros, construye una nueva cultura sustentable y optimista, pensando en una sociedad donde reine la solidaridad y la igualdad.
¿Qué hacer para formar parte del cambio?
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