Una polémica autorización en España ha puesto en alerta a las asociaciones protectoras de aves: La viceconsejería de Medio Ambiente del Principado de Asturias ha autorizado para la próxima temporada la muerte de 230 cormoranes.
[También te puede interesar: Una nueva consecuencia del cambio climático: las tormentas tropicales pueden derribar islas de arrecifes de coral]
En España, la población de cormoranes ha crecido notablemente en las costas y cuencas fluviales en los últimos años. En algunos casos, la presencia de estas aves que se alimentan principalmente de peces preocupa a los pescadores. Por lo que un grupo se ha reunido y ha solicitado una muerte masiva de estas aves.
Por supuesto que la decisión ha desatado la polémica: ¿qué efectos en el medio puede tener la matanza de animales perfectamente sanos? Eso sin mencionar que supone un gran acto de crueldad.
Una decisión polémica e ineficaz
Esta semana, la viceconsejería de Medio Ambiente del Principado de Asturias ha autorizado para la próxima temporada, la muerte de 230 cormoranes, atendiendo a las peticiones de pescadores y acuicultores y acogiéndose a una “autorización especial para actuaciones sobre especies protegidas” (en este caso el cormorán grande, conocido científicamente como Phalacrocorax carbo)
El permiso oficial para la matanza de cormoranes ha provocado la reacción de organizaciones conservacionistas, que recuerdan que este tipo de actuaciones no tienen justificación científica y no se han mostrado eficaces en los últimos años.
Aves en peligro
Según la ONG SEO/Bird Life “Las aves marinas representan el grupo de aves más amenazado a escala internacional. Más de un tercio de las 346 especies conocidas presentan algún tipo de amenaza por la contaminación de las aguas con metales pesados, hidrocarburos o plásticos, y la disminución de presas. Según los últimos datos, su población global ha sufrido un declive del 70% en tan solo 60 años, entre 1950 y 2010”.
SEO/Bird Life también recuerda que “El cormorán grande no es culpable de la disminución de las poblaciones de truchas y salmones en los ríos del norte de la Península. Y sí el estado de conservación en el que se encuentran muchos de los hábitats donde habitan estos peces”.
¿Por qué no dejamos que la naturaleza siga su curso en paz?
Fuentes: