Playa del Carmen es el ejemplo perfecto de cómo el sobreturismo está afectando negativamente distintos lugares del mundo. Lo mismo sucede en Santorini en Grecia, Barcelona en España o la Isla Maya en Tailandia. En la playa mexicana, el crecimiento de la ciudad ha sido acelerado y no ha tenido nada de planificación urbana, que no es algo que realmente suceda en México, pero sin duda, los últimos años han sido críticos para esta, una de las últimas joyas del caribe mexicano.
Además de la problemática social, el uso del suelo, la explotación del mar y la contaminación han transformado las aguas cristalinas de Playa del Carmen en un estanque café que se aleja completamente de la idea que los turistas tienen de ella.
Hoy las costas de Playa del Carmen están repletas de sargazo, algas planctónicas pardas o verde negruzcas que año con año llegaban a la costa en módicas cantidades, pero debido a la alteración de la naturaleza causada por el hombre, desde hace más de un año es un problema interminable que cada vez crece más.
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En los últimos meses las playas han recibido tanto sargazo que el olor llega a ser insoportable y la incapacidad del gobierno para revertir el problema hace que la industria turística sólo lo recoja y se lo lleve, controlando el problema hasta que al día siguiente la playa vuelva a llenarse de esta alga.
Hace unas décadas, el paraíso natural de la Riviera Maya se separaba en dos: Cancún y el resto. La ciudad ha cargado con el peso del turismo desde hace mucho, y también ha crecido en función de eso, pero el resto de los sitios cercanos han tenido que adaptarse al cambio sin el presupuesto ni la capacidad para la llegada de cada vez más visitantes de todo el mundo.
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Las playas mexicanas son el concepto de paraíso para muchos. Aunque hay mucha variedad, usualmente tienes dos opciones. Una es descansar en la arena en un espacio libre de gente, con pocos servicios y una pobre infraestructura para el turismo que garantiza un verdadero paraíso natural. La otra, visitar una de las playas más populares donde puedes estacionar tu auto cerca, pagar por un buen lugar con sillas, mesas y lo más importante, sombra; un sitio en el que tienes lujos gracias al club de playa al que asistes, pero que está infestado de muchas otras personas buscando lujo y escenarios hermosos.
Como puedes ver en la imagen, Playa del Carmen pasó de la primera opción a la segunda en pocos años.
La falta de iniciativa, la preferencia por el turismo que por las áreas naturales y más están destruyendo lo que hace unos años era un paraíso para todos. Playa del Carmen es sólo una muestra de cómo el hombre está destruyendo su propio hogar sin medir las consecuencias.
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