Al paso al que vamos en términos de destrucción de los hábitats, emisión de gases de efecto invernadero, deforestación y otras formas de destrucción de los ecosistemas del mundo, los científicos estiman que para 2100 habremos causado un incremento de 2 °C en la temperatura de la Tierra.
Esto tendría efectos catastróficos, como un incremento de 10 centímetros en el nivel del mar, un océano Ártico sin hielo en el verano y la extinción absoluta de los arrecifes de coral. Pero todos estos desastres se pueden evitar si se logra limitar el aumento de las temperaturas a un 1,5 °C en lugar de 2 °C para 2100, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
“Los próximos años serán los más importantes de nuestra historia”, afirmaron.
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Según el IPCC, se necesitan cambios de gran alcance y sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad para limitar el calentamiento global a 1,5 °C en lugar de 2 °C, como se establece en el Acuerdo de París.
Esos 0,5 °C de diferencia pueden ser cruciales para la supervivencia de la civilización humana y de muchas especies animales. Con 1,5 °C en vez de 2 °C para 2100, el incremento del nivel del mar sería de 10 centímetros menos. También sobreviviría una porción pequeña de los arrecifes de coral del mundo, pero al menos no desaparecerían por completo.
"Ya estamos viviendo las consecuencias de un calentamiento global de 1 °C, con condiciones meteorológicas más extremas, crecientes niveles del mar y un hielo marino menguante en el Ártico, entre otros cambios", explicó Panmao Zhai, copresidente del grupo de trabajo II del IPCC.
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Por lo tanto, los expertos exhortan a las autoridades del mundo a tomar medidas drásticas y sin precedentes para reducir el impacto ambiental que estamos viviendo actualmente.
Según los especialistas del IPCC, se necesitan medidas rápidas y de gran alcance para combatir el incremento de la temperatura. Algunos países del mundo ya están tomando las medidas adecuadas, pero es necesario acelerarlas, y es crucial que otras regiones se sumen al esfuerzo colectivo.
Sería necesario que las emisiones netas globales de dióxido de carbono (CO2) de origen humano disminuyeran en 2030 alrededor de un 45% respecto de los niveles de 2010, y siguieran disminuyendo hasta alcanzar el "cero neto" para 2050.
Este es sin duda uno de los mayores retos que ha enfrentado la humanidad en su corta historia, y de su éxito depende la permanencia de nuestra civilización en este planeta.
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