Clasificar la basura es fundamental para reducir el volumen de los desechos que contaminan el ambiente. Reciclar y hacer compost es necesario para dejar de alimentar los vertederos, pero también lo es repensar los consumos para evitar derrochar recursos naturales en la obtención de materias primas para la elaboración de nuevos productos.
Sin embargo, los residuos que no se pueden reciclar todavía son muchos. Este es el caso de los envases multilaminados que no exhiban el símbolo de reciclable, acompañado por un número del 1 al 6. Otros elementos que no se reciclan son el papel del fax, el papel carbónico, el celofán, el papel de fotografía, el papel o cartón encerado, las pilas botón y las alcalinas, las lámparas bajo consumo y los tubos fluorescentes.
Además, algunos de estos desechos contaminantes son muy difíciles y caros de tratar. Lo mejor que podemos hacer es evitarlos siempre que sea posible. Otra opción es encontrarles un uso para reutilizarlos y darles una nueva vida.
Un objeto que todos usamos y que no se puede reciclar es el escobillón. Está compuesto por dos tipos de plásticos, y separarlos resulta muy difícil y costoso. Sin embargo, muchas veces, el material que se utiliza para hacerlos es reciclado. Frente a esto, la opción más ecológica sería usar una escoba a base de fibras naturales.
Otros de los objetos no reciclables que tenemos en casa es la esponja de cocina, que está hecha con espuma de poliuretano, un material poroso compuesto de polímeros plásticos. Lo que sí se puede hacer es extender su vida si se la limpia y seca luego de utilizarla.
La humedad a la que están expuestas y las pequeñas grietas que se forman en las esponjas hacen que sean propensas a alojar bacterias. Lo recomendable para evitar esto es retirar los restos de producto de limpieza, partículas de comida o grasa que pueda haber quedado adherida a ellas y, sobre todo, mantenerlas secas cuando no se las use.
Dentro del mundo del reciclaje hay muchos elementos que no pueden reciclarse, otros que se reciclan en algunos países y en otros no, y otros tantos que se pueden reutilizar. Repensar es la clave para elegir otros elementos menos dañinos para el planeta.