* Por INCUPO
Cuenta la leyenda del monte chaqueño que un pueblo indígena integrado por descendientes del dios Sol “Inti” vivían en un permanente estado de felicidad y abundancia gracias a los frutos y cultivos que la tierra fértil les permitía producir.
Tal era la abundancia, que la diversión y el ocio que la acompañaban hicieron que la tribu olvidara agradecer a la Madre Tierra.
La leyenda del algarrobo
Ante la profunda tristeza de la Pachamama, Inti, enojado, se encargó de enviar con más fuerzas sus rayos a la tierra, secando ríos y arroyos, quemando cultivos, arruinando las reservas de alimento y la fertilidad de los suelos. La tribu comenzó a pasar hambre y a padecer enfermedades.
Ante esta situación, Tuca, hija del cacique, comenzó a implorar a la Pachamama que alivie el padecer de su comunidad. Un día, mientras pedía a la Madre Tierra por su gracia, Tuca quedó dormida bajo la sombra de un algarrobo frondoso del monte. En los sueños, la Pachamama le dijo que al despertar reúna los frutos de vainas amarillas y los lleve a su pueblo. Así lo hizo.
El algarrobo salvó a la comunidad. La gente pudo saciar su hambre, recobrar su vitalidad y plantar semillas para rodearse de los preciados y bellos árboles frondosos de sombra fresca.
La felicidad había vuelto y la lección fue aprendida: nunca olvidar agradecer a la Pachamama y los dioses por la abundancia recibida.
El Gran Chaco: riqueza natural y cultural
La leyenda del algarrobo es apenas una diminuta muestra de la riqueza tanto cultural como natural presente en el Gran Chaco.
Esta zona es la región boscosa más extensa de Sudamérica después del Amazonas: abarca un millón de kilómetros cuadrados compartidos entre Argentina, Bolivia, Paraguay y una pequeña porción de Brasil. Es, además, reservorio de una vida silvestre única, que incluye más de 3.400 especies de plantas, 500 especies de aves y otras tantas de mamíferos, reptiles, anfibios y un bosque nativo de gran porte.
En lo cultural, se destaca el entramado biológico, cultural, social y productivo que da vida a la región y genera arraigo en el territorio, soberanía y una identidad propia.
Alrededor de 4 millones de personas conviven en la diversidad que caracteriza a la región.
Unos 40 pueblos indígenas, junto a los colonos y las familias campesinas que la habitan, constituyen una gran fuente de saberes ancestrales sobre el cuidado de la tierra y la vida silvestre, la protección de los recursos, el desarrollo sustentable y la fuente vital de alimentos sanos y cercanos.
El monte chaqueño es un patrimonio estratégico tanto para su gente como para el país, la región y el mundo. Ofrece la oportunidad para un desarrollo sustentable e inclusivo, resguardando los saberes de los pueblos y las relaciones armoniosas con el cuidado de la tierra, de la vida silvestre y del monte.
Por más árboles nativos
Desde hace más de 50 años el Instituto de Cultura Popular -INCUPO- viene desarrollando acciones que hacen a la riqueza natural y cultural del Gran Chaco junto a comunidades campesinas e indígenas del norte de Argentina.
La reproducción de árboles nativos es un proyecto que la organización lleva adelante desde 2015, integrando la Red provincial de viveros de Santa Fe, y en el marco del Programa Nacional de Bosques Nativos.
Ubicado en La Lola, a escasos kilómetros de la ciudad de Reconquista, en el noreste santafesino, el vivero de INCUPO es uno de los mayores proveedores de árboles nativos: algarrobos, espina corona, guayacán, ingá y ñangapirí son algunas de las especies que se pueden encontrar.
Este proyecto se apoya fuertemente en la educación, integrando en las prácticas a estudiantes de carreras ambientales y otros grupos vinculados a esta temática. Por otra parte, se ofrecen cursos y distintas propuestas formativas para la conservación de árboles nativos.