Liveslow es despertar consciencia sobre un estilo de vida slow y un modelo de producción sustentable. La empresa produce localmente botellas reutilizables con impacto social para mejorar el bienestar de las personas y del mundo que nos rodea. ¿Su objetivo? Elaborar productos sustentables que ayuden a construir un estilo de vida consciente.
más Sustentabilidad
Liveslow es la única botella reutilizable que se fabrica en Argentina, algo muy importante al momento de pensar su sustentabilidad. La sustentabilidad de un producto no está definida solo por su funcionalidad, su posible reutilización o su capacidad de reciclado, sino también por su proceso productivo: para reducir el impacto ambiental es necesario controlar toda la cadena de producción, asegurándose que cada paso sea sustentable.
Por eso, cada botella Liveslow es fabricada en Buenos Aires con hasta un 40 % de vidrio reciclado, lo que potencia la economía circular. Al producir localmente en el mayor conglomerado urbano del país, la compañía se asegura de que las botellas viajen lo menos posible y así tengan una menor huella de carbono, además de promover la industria nacional y el empleo local.
Consumo Slow
Un mundo menos apurado requiere de una revolución del estilo de vida. Liveslow es un estilo de vida y de consumo consciente. "Cuanto más conscientes seamos y más presentes estemos, más fácil será cambiar los malos hábitos por hábitos saludables para nosotros y el planeta", sostiene Eugenia Vilariño, directora de Comunicación de Liveslow.
"La filosofía es que se puede vivir de otro modo, que podemos relacionarnos con el ambiente sin la necesidad de consumir más allá de nuestras necesidades", afirma Martín Valese, fundador de la compañía. Se posicionan en contra de la obsolescencia programada, de las modas siempre pasajeras y de los consumos efímeros, y a favor de lo perdurable y de la economía circular.
Por eso se plantearon un objetivo claro: que quien lo desee pueda tener su propia Liveslow por mucho tiempo, limpiándola a diario y cuidándola, y que, llegado el caso, la pueda reparar con facilidad. Hace tres años que las Liveslow llegaron al mercado, y sus creadores se enorgullecen de decir que sus primeros clientes siguen teniendo sus botellas tal como el primer día.
Gracias a ello, cada usuario de Liveslow dejó de comprar 110 botellas plásticas por cada año de uso. Según sus estimaciones, hasta hoy han evitado que más de 1.000.000 envases plásticos acaben abandonados en nuestro planeta.
mayor Compromiso
Vilariño sostiene que "vivir slow también es tomar consciencia por el bienestar de las personas que nos rodean". Por eso buscan que quienes elijan Liveslow no solo mejoren la calidad de su hidratación sino que también puedan tener un impacto positivo en la forma en que otras personas se hidratan. Para lograr eso, destinan el 10 % de sus ganancias a Fundación Aguas, una ONG dedicada a crear y apoyar proyectos para llevar agua potable a más personas.