Una iniciativa movilizará a prestigiosos especialistas en montaña y alpinistas, como Kilian Jornet, Alex Txikon y Tamara Lunger, para acabar con los residuos depositados en el Everest tras más de 40 años de expediciones comerciales.

La compañía tecnológica The NeverRest Project, especializada en ingeniería medioambiental, impulsará este proyecto junto al Gobierno de Nepal para reverdecer el turismo que cada vez llega más en masa al monte más alto del mundo, según ha anunciado la organización el 11 de diciembre, Día Internacional de las Montañas.

El Everest, por su belleza, misterio y por el estado y las emociones que genera en los alpinistas, es la montaña más amada y deseada confiesa Deepak Baijal, un alpinista muy expertimentado oriendo de India. «Pero me preocupa saber que se está convirtiendo en el basurero más alto del mundo”, señala.

El profundo respeto de Baijal por la montaña más famosa del mundo no es compartido por todos los que la escalan. A medida que se dispara el número de excursionistas y entusiastas de las vacaciones de aventura que visitan el pico -un récord de 800 personas alcanzaron la cima del Himalaya en 2018- también se dispara la cantidad de basura que queda atrás.

Entre 2016 y 2019 se duplicó el número de personas que suben cada año a la montaña por turismo.

A medida que aumenta el número de escaladores en el monte Everest, también aumenta la cantidad de basura en la ladera de la montaña.

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El paisaje de nieve y hielo está plagado de tiendas de campaña, cilindros de oxígeno vacíos, equipos de escalada y contenedores de comida abandonados por los casi 5.000 alpinistas que han seguido los pasos de Edmund Hillary y Tenzing Norgay, los primeros en llegar a la cima de 8.848 metros de altura, en 1953.

La situación se ha hecho tan dramática, que el gobierno nepalí ha tenido que intervenir. Los alpinistas y las empresas turísticas que lideran las expediciones de escalada están ahora tratando de cambiar su comportamiento contaminante.

Desde The NeverRest Project aspiran a limpiar el Everest en cinco fases, que van desde la evaluación del impacto del turismo hasta una batida para limpiar el monte en su lado nepalí, que llevarán a cabo especialistas locales e internacionales.

Especialistas

El equipo cuenta con ingenieros, especialistas tecnológicos, biólogos y expertos en cambio climático, a quienes se sumarán alpinistas como Kilian Jornet, Alex Txikon, Tamara Lunger, Simone Moro y el nepalí Lakpa Nuru Sherpa, según han informado los organizadores, que también se apoyarán en la colaboración de la compañía HyperloopTT para «conectar talento internacional».

El programa de limpieza, promovido por la firma tecnológica The NeverRest Project y el Gobierno de Nepal, cuenta con la participación de prestigiosos alpinistas.

El Sagarmatha Pollution Control Committee, la ONG encargada por el Gobierno nepalí de monitorear los residuos y gestionar medioambientalmente el Parque Nacional del Sagarmatha, situado en la región del Everest, afirmó en su memoria anual que entre 2019 y 2020 había retirado unas 7,5 toneladas de basura de expediciones en la zona de Khumbu -fueron 60 toneladas entre 2017 y 2018-, y más de 165 toneladas de residuos de Namche, Lukla y alrededores -251 toneladas entre 2018 y 2019, según señalan desde The NeverRest Project.

Desde esta organización se muestran críticos con la masificación del turismo, una de las amenazas a este ecosistema junto con la crisis climática y de biodiversidad que acucian al planeta en su conjunto.

Expediciones de limpieza como las del Dawa Steven ayudan a traer basura del Everest.

Recolección de residuos

«Cada año llegan nuevas expediciones y trekkings a la zona del Everest que provocan que la situación se perpetúe, pese a que cada temporada se realizan campañas de recolección de residuos y labores de reciclaje con compañías asentadas en el territorio», advierten.

Según el IUCN World Heritage, el departamento dedicado al patrimonio mundial de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, entre los años 2014 y 2016 el nivel de visitas anuales promedio a la región del Everest fue de 30.000 personas, mientras que entre 2018 y 2019 la cifra ascendió a 57.000, es decir que el turismo casi se duplicó en sólo tres años.

En el verano de 2022, la campaña Mountain Clean-up que llevó a cabo el Ejército nepalí retiró un total de 33.877 kilos de basura de las laderas del Everest, el Lhotse, el Manaslu y el Kangchenjunga, montaña en la que recuperaron también dos cuerpos, han apuntado desde The NeverRest Project, que ahora quieren realizar expediciones para conocer la «dimensión real» de este problema ambiental, ante la falta de datos.

Cortoplacismo

«La globalización, las crisis económicas y sociales, y la vida en tiempos cambiantes e inciertos provocan la proliferación de beneficios cortoplacistas que no sólo no benefician, sino que impactan negativamente en nuestro sistema económico y social», han incidido en el comunicado.

Su iniciativa también pretende crear un «campo base sostenible» desde el que se puedan gestionar los residuos del Everest, así como poner en marcha programas educativos de concientización que den visibilidad a los especialistas nepalíes.

Por su parte, Dhananjay Regmi, director ejecutivo del Nepal Tourism Board, entidad dependiente del gobierno nepalí, ha aseverado en el escrito que cuando todo el mundo habla de montañas y turismo sostenible, «Nepal también enfrenta este problema y surgen las preguntas siempre que promovemos las montañas para las actividades turísticas», por lo que «es el momento de pensar juntos para encontrar soluciones permanentes».

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El cambio climático revela sombríos recordatorios

El ser humano, sin embargo, no es el único desafío al que se enfrentan las montañas. El cambio climático también las afecta. El aumento de las temperaturas derrite el hielo de los glaciares, revelando basura de los primeros expedicionistas.

«No tenemos ni idea de todo lo que hay bajo el hielo”, dice Dawa Steven, «los glaciares están en continuo movimiento y después de un año de limpieza, al siguiente aparecerán nuevos residuos en otros lugares. No podemos saber cuánta basura hay en realidad”.

Un nuevo informe sobre el Hindu Kush y la cordillera del Himalaya revela que los glaciares se están derritiendo rápidamente, y que dos tercios de ellos podrían desaparecer si no se reducen rápidamente las emisiones de CO2. El Centro Internacional para el Desarrollo Integrado de Montañas (ICIMOD, por sus siglas en inglés) midió un retroceso de casi 20 metros al año para el glaciar Khumbu del Everest, lo que además aumenta el riesgo de avalanchas.

Un nuevo informe sobre el Hindu Kush y la cordillera del Himalaya revela que los glaciares se están derritiendo rápidamente, y que dos tercios de ellos podrían desaparecer si no se reducen rápidamente las emisiones de CO2.

Por otro lado, el derretimiento del hielo ha dejado al descubierto un recordatorio más espantoso y desgarrador de lo peligroso que es también el viaje a la cima: los cuerpos de quienes murieron en la montaña. La mayoría de las 288 personas que murieron en el Everest lo hicieron en la «zona de la muerte”, un área por encima de los 7.924 metros donde el aire es tan fino y las temperaturas tan duras que es imposible sobrevivir más de unos pocos días allí.

El frío extremo, hasta ahora, ha preservado sus cuerpos. Recuperarlos es una tarea gigantesca y peligrosa en sí misma, dada su ubicación, según Steven. Pero él y su equipo han recuperado cinco cuerpos de la ladera de la montaña.

La eliminación de residuos en estas altitudes también es todo un reto.

«Todos los expedicionistas desean que no haya basura”, dice Love Raj Singh, «pero allí arriba el contenido de oxígeno es del 30 por ciento, por lo que llevar a cuestas la basura supone un gran esfuerzo físico”.

Singh encabeza la campaña «Himalaya limpio, glaciares limpios” del equipo de seguridad fronteriza de India, que se dedica a la limpieza de la montaña. El año pasado, su equipo trasladó 700 kilos de residuos de los campamentos de altura al campamento base.

Steven cuenta que continuará con el trabajo difícil y peligroso.

«Mientras esté en las montañas”, dice el alpinista, «seguiré limpiándolas».

Con información de DW