Por tercera vez en sus 40 años de historia, se reunió de manera extraordinaria la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA). El lugar elegido para la cumbre fue Santiago de Chile, donde acudieron durante toda la semana pasada, jefes de delegaciones miembros de la Comisión, con el objetivo de discutir propuestas que buscan proteger la biodiversidad marina en la Antártida.

Desde 2018, Argentina y Chile impulsan una propuesta binacional para la creación del Área Marina Protegida en la Península Antártica, un proyecto fundamental para la conservación del mar en la región. La Península es una de las zonas con mayor biodiversidad marina de la Antártida y un punto de conexión y distribución del océano Austral, el cual está conectado (a través de la corriente circumpolar antártica) con todos los océanos y mares.

El encuentro pretendió acelerar el proceso para alcanzar la protección marina a través de Áreas Marinas Protegidas (AMP) en la Antártida Oriental, el Mar de Weddell y la Península Antártica, una zona particularmente afectada por los efectos del cambio climático y la pesca de kril antártico. Lamentablemente, Rusia y China se mostraron -ya desde antes del inicio de la cumbre- reticentes a la creación de nuevas AMP en la zona de la Antártida. Debido a que las decisiones se toman por consenso, la oposición de estos dos países genera que, de hecho, las propuestas resulten bloqueadas.

Rodolfo Werner, Doctor en Biología y asesor científico y político de la Coalición Antártica y del Océano Austral (ASOC) se mostró especialmente disgustado por esta situación: “La propuesta de proteger la Península Antártica se encuentra en manos del Comité Científico desde 2018. Desde el Comité, una vez aprobada, pasa a la Comisión, que es el órgano político. Este proceso -que podría ser muy rápido- aún no sucede, luego de cinco años”.

Sobre las dificultades de conseguir su aprobación, Rodolfo Werner explica: “Es un tema que tratamos de empujar todos los años, por eso nos llevamos de esta reunión en Santiago una sensación de frustración. La gran mayoría de los miembros -excepto China y Rusia- se encuentran comprometidos con el proceso. Esta reunión extraordinaria era solamente para hablar de áreas marinas protegidas -con la idea de establecer una hoja de ruta de trabajo- y no se logró. No solamente no se avanzó, sino que casi volvimos para atrás”.

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Krill antártico, una de las especies clave para el sustento de los ecosistemas marinos.


El rol fundamental de la Península Antártica en la salud planetaria

Las corrientes marinas son las encargadas de transportar nutrientes vitales, impulsando la productividad biológica y dando sustento a las cadenas alimentarias de toda la región.

Su importancia global no radica exclusivamente en sus servicios ecosistémicos, sino que también se trata de un factor clave para garantizar que el propio ecosistema pueda ejercer su poder de resiliencia. Al quitar factores estresantes, como la pesca industrial de krill, se procura contener estas presiones y permitir una cierta recuperación de las áreas más críticas de este continente blanco. Este regula el clima y mantiene templadas a las temperaturas planetarias, por lo que implementar medidas de conservación, resulta urgente.

La Península Antártica es una de las zonas más impactadas por la pesca, ya que concentra la mayor cantidad de kril, base de la red trófica marina antártica. Ese importante rol que cumple en el ecosistema, hace que toda la fauna -que habita en la Antártida, tanto en la costa como en el aire- dependa exclusivamente del kril antártico. O sea que la vida está supeditada al mar.

Además el continente blanco es una de las regiones que más sufre las consecuencias del calentamiento global. Los hielos de la Antártida, influyen en la regulación de la temperatura de la Tierra. También tienen la importante función de reflejar la energía solar (en un fenómeno conocido científicamente como albedo), regulando la radiación del sol. De esta manera, genera un necesario equilibrio, enviando la cantidad justa de energía solar de regreso al espacio.

Sobre los riesgos que implica para la Península Antártica continuar siendo un área sin protección, Rodolfo Werner opina que: “Es muy importante proteger las zonas de desove (donde se producen los huevos de krill), y aquellas áreas que tienen gran relevancia en la alimentación de los predadores que habitan en el lugar (como pingüinos y ballenas)”. Además, expresó que es fundamental considerar el contexto de cambio climático en el que nos encontramos: “el derretimiento de hielo marino tiene consecuencias sobre el ciclo de vida del krill”.


La juventud, con los pies en el agua

Siendo un espacio donde, generalmente, priman los delegados internacionales y los científicos, en esta reunión de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos, la presencia de la juventud, se hizo notar en Santiago de Chile.

Tanto locales como argentinos, los jóvenes participaron en conversatorios y paneles, e impulsando una petición binacional: que se realicen los esfuerzos que sean necesarios para lograr la protección de estas aguas de forma urgente, y que este pedido cuente con el apoyo de la sociedad civil.

Ignacio Villarroya, quien forma parte de Jóvenes por el Clima, estuvo en el país trasandino y se expresó sobre la importancia de la juventud en este tipo encuentros: “El pasar de los años ha demostrado que, cuando las juventudes están en este tipo de espacios, las decisiones que se toman son más ambiciosas. La energía del activismo y la militancia presiona a quienes deciden a tomar las riendas de los desafíos”.

En este sentido, Villarroya opina que la propuesta de protección de la Península Antártica, “necesita tener más incidencia en la sociedad, porque justamente es la sociedad civil la que impulsa estas medidas. Si no hay una sociedad activa que esté realmente presionando, las decisiones no se toman porque, como sabemos, lo urgente termina primando sobre lo importante”.

La CCRVMA es una convención dentro del marco del Sistema del Tratado Antártico del cual son miembros 26 países, más la Unión Europea. Fue ratificada en 1982 con el objetivo de conservar la flora y fauna marina Antártica y en respuesta del creciente interés comercial por la explotación del krill. Entendiendo su rol como sostén de la red trófica marina y considerando al equilibrio del ecosistema como algo indivisible del bienestar de las especies que lo integran.

El hecho de que forme parte del Tratado, le otorga una importancia especial. Así lo explica la activista Victoria Herrainz, miembro de la Fundación Por el Mar (PEM), que también estuvo presente en Santiago: “El Tratado Antártico es el único organismo internacional cuyo éxito depende de la capacidad de los países de ponerse de acuerdo, mediante el consenso absoluto”.

En ese contexto, las reuniones de la CCRVMA también tienen una relevancia particular para la conservación marina internacional: “Se trata del único organismo que puede efectivamente ponerse al frente del objetivo de la comunidad global de ‘30 x 30’, esto es, garantizar la protección del 30% del océano para el año 2030. Durante 2002 se comprometieron a armar una red de áreas marinas protegidas alrededor de la Antártida, y es el único instrumento mediante el cual los países miembros pueden asegurarse que ese área marina internacional está realmente protegida, regulada y monitoreada, una posibilidad que no existe en el resto de los espacios de alta mar”, opina Victoria.

La importancia del proyecto de proteger la Península Antártica es considerada especialmente por la activista de PEM: “A mi parecer, es una propuesta muy importante, porque la Península es una zona muy especial de la Antártida. Allí es donde se concentra la mayor cantidad de biodiversidad y donde tenemos recambio de nutrientes entre el Pacífico y el Atlántico, por la convergencia con la corriente circumpolar. También, allí se desarrollan la mayor cantidad de actividades científicas y es donde hay mayor cantidad de bases (además de ser el lugar donde se concentran la mayor cantidad de bases argentinas)”.

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Cumbre CCRVMA 06 2023 - Jóvenes activistas - Ignacio Villarroya, Victoria Herrainz, Catalina Santelices y Bárbara Hernández.

“Pensemos que la Península es el único espacio donde existe solapamiento de reclamaciones territoriales. Por eso, que dos países que tienen su reclamo solapado -como son Argentina y Chile- se pongan de acuerdo para conservar el Área, realmente demuestra cómo el espíritu del Tratado Antártico lleva a que los países puedan priorizar los objetivos colectivos por encima de los particulares: que ambos quieran proteger un espacio que también reclaman, demuestra que estas medidas son positivas para todos los países que están involucrado en el desarrollo antártico”.

Según Herrainz, la mayor dificultad radica en “convencer al resto de los países”: “Se trata de una propuesta generada desde el Sur global, en términos geopolíticos, a diferencia de las otras propuestas de AMP. En este sentido me parece clave que Argentina y Chile, que tienen dos de las cinco ciudades puertas de entrada a la Antártida, se comprometan en proyectar la conservación desde ese lugar, liderando la conservación marina en la región”.

Argentina y Chile, por la protección marina

A principios de 2023 -y luego de 15 años de negociaciones-, casi 200 países aprobaron por consenso el “Tratado de la Biodiversidad Más Allá de la Jurisdicción Nacional”, un acuerdo jurídicamente vinculante (el cual no entrará en vigor hasta que sea ratificado por todas las partes), que se encuentra bajo la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho al Mar. Uno de los puntos más importantes de este instrumento es la posibilidad de crear Áreas Marinas Protegidas, en aguas internacionales.

El Mar de Ross y las Islas Orcadas son las AMP que se han creado hasta ahora en la Antártida, abarcando poco más de 2 millones de kilómetros cuadrados; el único mecanismo que existe hoy para la creación de AMP en aguas internacionales (pero solamente en la región Antártica) es a través de la CCRVMA.

El proyecto presentado en 2018 por Argentina y Chile de forma conjunta, sumaría a la Península Antártica a estas dos áreas marinas protegidas, asumiendo ambos países el liderazgo en la formulación de la propuesta de AMP, la cual una vez establecida garantizaría la productividad biológica de la región.