Dos grupos ambientalistas anunciaron formalmente que presentarán una demanda para proteger a las belugas, que están en peligro de extinción y cuya población se han desplomado recientemente.
La demanda tiene como objetivo anular los permisos otorgados por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos para la explotación de petróleo y gas en la ensenada de Cook, en el sur de Alaska.
La demanda, realizada por el Centro para la Diversidad Biológica y los Guardianes de Cook, alega que la NOAA violó la Ley de Especies en Peligro al emitir los permisos sin proteger a las belugas de la Isla Cook. La ley requiere un aviso formal de 60 días antes de que la agencia pueda ser demandada.
Población en declive
El Servicio Nacional de Pesca Marina de la NOAA (NMFS, por sus siglas en inglés) publicó recientemente una nueva estimación de la población que mostró que el número de belugas es mucho más bajo que los estimados anteriores.
Según el informe, solo quedan 279 belugas en la ensenada de Cook. Esto representa una disminución considerable de las casi 1300 que vivían allí en 1979, una reducción de casi 80% en 40 años.
El informe indica que la disminución de la población se ha acelerado a una tasa anual del 2,3 por ciento en la última década: cuatro veces más rápido que estimaciones anteriores.
La ensenada de Cook recorre casi 320 kilómetros desde Anchorage hasta el Golfo de Alaska, y suministra energía para la parte centro-sur del estado. Las actividades industriales que allí se realizan amenazan a las belugas, que nadan en la zona y se alimentan de salmón y otros peces.
Los demandantes exigen una nueva evaluación para la exploración de petróleo y gas, ya que consideran que se utilizaron estimados más altos e inexactos cuando se otorgó el permiso. Quieren una garantía de que las belugas de la ensenada de Cook podrán recuperarse de cualquiera de las operaciones que allí se realicen.
En meses y años recientes, la administración estadounidense ha aflojado las regulaciones ambientales que anteriormente prevendrían nuevas perforaciones de minería, petróleo y gas donde viven especies protegidas.
"El trágico declive de estas pequeñas y encantadoras ballenas pone de relieve el riesgo de permitir la exploración de petróleo en su hábitat", dijo Julie Teel Simmonds, abogada del Centro para la Diversidad Biológica, en un comunicado.
"Si vamos a salvar a estas belugas, la administración Trump debe cancelar el permiso para que la industria petrolera use explosiones sísmicas y conducciones de pilotos en la ensenada de Cook” agregó.
“Estos animales están colgando de un hilo y no podemos dejar que se los lastimen aún más", concluyó.
Los grupos dijeron que las explosiones sísmicas utilizadas en la exploración y la minería en aguas profundas provocan secuelas a kilómetros de distancia: pueden registrar hasta 250 decibelios. Pararse al lado de un martillo neumático corresponde solo a 100 decibelios.
Esas explosiones submarinas pueden causar pérdida de audición en mamíferos marinos, perturbar la alimentación y las zonas de reproducción, y reducir su capacidad de capturar peces.
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