Esta acción fue propuesta por la Alianza Global por Alternativas a la Incineración (GAIA por sus siglas en inglés), una alianza fundada en Sudáfrica en el año 2000, con más de 800 grupos de baso, organizaciones sin fines de lucro y personas en más de 90 países, cuya visión fundamental “es un mundo junto, libre de tóxicos y sin incineración de residuos”.
Reconocen las limitaciones biofísicas del planeta y la finitud de los recursos. Es por esto, que su objetivo principal es una “producción limpia, la creación de un ciclo cerrado, y una economía con materiales eficientes en la que todos los productos se reutilicen, reparen, o reciclen”.
No sólo promueven “cero desechos”, la reducción de corrientes de desechos problemáticos como el plástico y el fin de la práctica ineficaz y peligrosa de la quema de desechos; sino que se oponen “a los incineradores, vertederos, y otras intervenciones de etapa final”.
La incineración de residuos es un tipo de tratamiento térmico, que quema los desechos orgánicos presentes en la basura. Sus productos son cenizas, gases de combustión, humo y calor. Los cuales terminan siendo perjudiciales para el medio ambiente.
GAIA afirma que los incineradores “son parte de un sistema fallido que está llevando al planeta y a la sociedad por el camino equivocado”. Amenazan al ambiente y a las personas, contribuyen al cambio climático, perjudican a las economías ya que son muy caros de construir y mantener, y obstruyen la sustentabilidad de los recursos.
Según investigaciones, el humo liberado en el proceso de combustión incluye gases ácidos, dioxinas cancerígenas, partículas, metales pesados y óxido de nitrógeno. Todos gases perjudiciales para el ambiente y la salud humana. GAIA estimó que los incineradores “emiten más dióxido de carbono (CO2) por unidad de electricidad que las plantas eléctricas de carbón”.
Utilizar este tipo de disposición de residuos, dificulta el proceso de reciclaje y reutilización de residuos, y compite con los objetivos de la Economía Circular y Basura Cero. Además, los residuos reciclables son los que poseen mayor poder calorífico, por ende, son los más requeridos para la incineración. Quemar los residuos con el fin de disminuir su cantidad y volumen ocupado, no es una solución sustentable a largo plazo.
La incineración de residuos no debe considerarse como una fuente renovable y limpia de obtención de energía.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 7 millones de personas mueren al año en todo el mundo a causa de la contaminación atmosférica. Afirman que “9 de cada 10 personas respiran aire que contiene altos niveles de contaminantes”, cifras que se ven agravadas a causa de la contaminación atmosférica producto de la incineración.
Práctica que, además, se encuentre entre las 5 actividades humanas que más contribuyen a la contaminación del aire exterior, junto con la combustión de combustible de vehículos, instalaciones industriales y generación de calor y energía como centrales eléctricas de petróleo, entre otros.