La gallineta austral o gallineta chica es una de las aves más raras y probablemente de las más amenazadas de Argentina.

Es un ave muy pequeña, que vive oculta en los escasos juncales de la estepa patagónica. Existen algunos registros en otros ambientes como la llanura pampeana, donde su presencia parece ser solo un recuerdo. Tan rara es que incluso durante casi 40 años se pensó que se encontraba extinta, hasta que se la redescubrió en la provincia de Santa Cruz en el año 1998.

Como es muy territorial y reacciona ante la presencia de sus congéneres, en los últimos años ha sido más fácil localizarla usando las grabaciones de su canto, a las cuales responde ávidamente. Así se han hallado algunas poblaciones hasta el momento desconocidas.

Sin embargo, en muchos juncales de la Patagonia su presencia es solo un recuerdo. El sobrepastoreo, las quemas excesivas para obtener mejores brotes y el desvío de vertientes para regar pasturas ha provocado la desaparición de la gallineta austral de gran parte de su área de distribución original, que ya era naturalmente reducida. La introducción del visón, voraz depredador de la fauna nativa, seguramente contribuyó a agravar esta situación.

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Actualmente se encuentra catalogada como “En Peligro de Extinción” en el país.

En el Parque Patagonia existe uno de esos escasos lugares donde la gallineta aún es una presencia común. Es el denominado juncal del Unco, en el Cañadón Caracoles. Si bien se tenían datos desde hace varios años acerca de su presencia y abundancia en este humedal, es solo recientemente que se ha podido comenzar a desentrañar los secretos de esta especie, de la que se conocía (y en buena medida se sigue conociendo) muy poco.

Durante los últimos años la Fundación Rewilding Argentina ha estado capturando y marcando con anillos en las patas a estas aves en el juncal del Unco. Es la primera vez que se realizan estas tareas sobre la especie, por lo que los datos obtenido resultan inéditos.

Se pudo confirmar que la gallineta austral en este sector no migra, como se piensa que sí lo hace en otros sitios de Patagonia. Todos, o al menos la mayoría de los individuos, hacen frente al frío santacruceño en el juncal, incluso durante inviernos muy crudos como fue el del año 2020. También se pudo obtener por primera vez los pesos de ejemplares vivos, los cuales oscilan entre 60 y 80 gramos. Esto permitió diseñar transmisores VHF de solo 2 grs de peso para que no interfiera con su comportamiento normal y permiten saber en qué sector del juncal se encuentran y si están con vida, basándose en la cantidad de pulsos emitidos por minuto. También se pudo observar que las gallinetas se reproducen dos veces al año, al inicio y finales de primavera, y que pueden tener hasta 5 pichones en cada evento reproductivo.

Todo este cúmulo de conocimientos son una herramienta para alcanzar el objetivo importante, recuperar la especie y contribuir a su conservación. Para esto, en primer lugar los conservacionistas se centraron en tratar de que las poblaciones remanentes como la del juncal del Unco prosperen. Por esta razón comenzaron también a recuperar estos ambientes. Se retiró el ganado, se suprimieron los fuegos y reencauzaron las vertientes. La recuperación del juncal, tanto en calidad como en extensión, fue notable. Esto seguramente ayudará a que los números de la gallineta aumenten en este sector. En segundo lugar, comenzaron a restaurar juncales de otro cañadón, el del Río Pinturas, donde la especie ya no se encuentra presente. A pesar de que estos ambientes también evidencian signos de recuperación, la gallineta no los ha recolonizado por si sola. Por esta razón, están planificando una próxima etapa de nuestro proyecto, que es la de translocar individuos del Cañadón Caracoles al Cañadón Pinturas. La población de gallineta austral, cada vez más abundante en el primer sitio, permitirá que la especie vuelva a sectores donde se ha extinguido.

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De esta forma esta enigmática ave poco a poco va dejando de serlo. Y el fantasma de la extinción quizás deje de amenazarla en un futuro no muy lejano.