Geochanvre, una firma en la Francia rural, fue la empresa que desarrollo la primera mascarilla facial compostable. Y aunque este ingenioso y responsable invento tiene poco tiempo, ya se fabrican millones de ellas.
La mascarilla tiene un forro de mezcla de maíz para mantener cómodo al usuario, así como una banda elástica reciclable. Para elaborarlas, se pasan fardos de fibra de cáñamo a través de compresores y sobre rodillos. Luego, según los informes, el material emerge como láminas planas empaquetadas duras, que luego se pueden cortar y doblar a mano.
El producto de compostaje ha tenido suficiente alcance
Aproximadamente 1,5 millones de estas máscaras de cáñamo se han comprado desde marzo. Y la mayoría de los clientes provienen de Europa y Canadá.
La mascarilla ha sido denominada la primera "máscara de consumo ecológico y ético". Y se creó con la esperanza de reducir el impacto ambiental de que causan los cubrebocas desechables.
En Reino Unido, el Partido Verde ha pedido "una mayor orientación gubernamental" en un momento en que el país se está "ahogando en plástico".
Las mascarillas son realmente necesarias para ayudar a prevenir la propagación del coronavirus. Sin embargo, su uso continuo está causando "enormes" desechos plásticos en Reino Unido. Por lo que ahora se insta al gobierno británico a alentar a los miembros del público a cambiar a máscaras faciales reutilizables. Que se pueden lavar y usar varias veces.
Estos cubrebocas reutilizables ya están disponibles. Pero, según BBC News, muchas personas todavía eligen las desechables que contienen plásticos como el polipropileno, que contamina el agua.
De hecho, si se desechan incorrectamente, estas mascarillas pueden ser dañinas para la vida silvestre. Y los animales pueden confundir las máscaras con comida e intentar comerlas. También pueden enredarse en las delgadas correas de las cubiertas.
¿Por qué es mejor utilizar estas mascarillas compostables y no las desechables?
Laura Foster, directora de mares limpios de la Marine Conservation Society, dice que solo hace falta mirar ríos como el Támesis. Allí se puede observan como muchas mascarillas desechables están flotando.
Cuando estos ríos estén cubiertos de ellas, la vida silvestre se enredará en él o el plástico será ingerido. Tampoco se van a biodegradar, aunque se romperían, introduciendo más microplásticos en el mar y la cadena alimentaria.
Según la ONU, se espera que, en todo el mundo, aproximadamente el 75% de las máscaras usadas y otros desechos relacionados con la pandemia terminen en vertederos o en el océano. Por su parte el presidente fundador de Geochanvre, Frédéric Roure, dijo: