Existe un vínculo imposible de disolver entre la flora y fauna salvajes, nuestra vida y el desarrollo sostenible: uno no es sin el otro. Los animales y plantas silvestres contribuyen a los aspectos ecológicos, genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos y culturales del desarrollo sostenible. Es nuestra responsabilidad y desafío cuidarlos.
“¡El futuro de la vida silvestre está en nuestras manos!”, reza el sitio de las Naciones Unidas en palabras de su Secretario General, Ban Ki-moon. Y de eso se trata el tema de este año del “Día Mundial de la Vida Silvestre”; una fecha que nos motiva no solo a contemplar la belleza y heterogeneidad de la flora y fauna del planeta, sino también (y especialmente) a tomar conciencia sobre la importancia de su conservación.
Este día ha sido puesto en marcha por la ONU y La Bioguía conversó con el equipo de “Vida Silvestre”, una reconocida Fundación latinoamericana que contribuye a la conservación de la naturaleza, sobre los principales problemas medioambientales que atentan contra la vida y la biodiversidad.
Las conclusiones de esta conversación nos llaman a tomar conciencia de una situación muy grave: el consumo está atentando contra la vida, ya que, si seguimos consumiendo al ritmo que lo hacemos hoy en día, en el año 2030 necesitaríamos 2 planetas del tamaño de la Tierra para abastecer la demanda mundial de recursos.
La Fundación Vida Silvestre fue creada 39 años atrás por Miguel Reynal, en honor a la memoria de su hija Alix Reynal, quien profesaba un gran amor por la naturaleza. Hoy, la Fundación ha crecido y se ha consolidado como un referente indiscutible en materia medioambiental.
Aunque su trabajo está centrado especialmente en Argentina, desde 1988 se encuentran asociados a la Organización Mundial de Conservación (WWF), una de las organizaciones de conservación más grandes del mundo, presente en 100 países. Esta articulación es fundamental, ya que los procesos y políticas que trabajan suceden a nivel mundial, de manera integrada y trascendiendo cualquier división. Por lo tanto las respuestas que se ensayen, formulen y emprendan deben formularse en esa misma clave.
¿Cuáles son los problemas ambientales más preocupantes en el mundo?
El sistema actual, basado en un incremento cada vez más acelerado del consumo, se ha vuelto insostenible. Por fortuna, la temática medioambiental ha ido instalándose en el debate internacional, pero el detrás de escena en el que muchas veces no reparamos se compone de grandes compañías y negociados políticos con intereses económicos que explican muchos de los problemas que sufrimos todas las personas del mundo entero, especialmente la sobreexplotación (y por ende, la escasez) de nuestros recursos naturales. A esto se suma, además, el aun bajo nivel de concientización sobre su uso cotidiano.
Con respecto a esto, Fundación Vida Silvestre señala que: “El uso desmedido de los recursos naturales es el principal problema a nivel mundial. La población consume un 60% más de los recursos que el planeta es capaz de sostener a largo plazo, según datos de Global Footprint Network”. Por eso mismo se ha establecido el “Día del Exceso de la Tierra”, como una iniciativa que establece la fecha aproximada en la cual la demanda del hombre sobre la naturaleza excedería lo que ella es capaz de renovar naturalmente en un año. Este día se adelanta cada vez más, señalando la velocidad en que la humanidad consume los recursos del planeta, la cual está llevando a que, en el 2030, si continuamos con esta lógica, se precisen al menos 2 planetas para abastecer la demanda mundial.
“Muchos países y poblaciones se enfrentan ya a diversas amenazas derivadas de la pérdida de biodiversidad, la degradación de servicios ecosistémicos y el cambio climático, incluyendo escasez de alimentos, agua y energía; mayor vulnerabilidad a los desastres naturales; riesgos para la salud; movimientos de población; y conflictos relacionados con los recursos. Estas amenazas las sufren muy especialmente los habitantes más pobres del planeta, aunque contribuyen relativamente poco a la Huella Ecológica de la humanidad”, señala en el equipo de la Fundación, basándose en el Informe Planeta Vivo, de WWF (2012).
En este contexto, la situación de América Latina y los países en desarrollo en general se dificulta, ya que muchas veces carecen de políticas fuertes que apunten a proteger sus recursos naturales; la necesidad se ubica sobre el cuidado ambiental. Argentina, por ejemplo, se encuentra dentro de los 10 países que totalizan más del 60% de la capacidad de la tierra de proveer servicios ambientales, como la producción de alimentos y la captación de CO2, pero muchos de estos recursos se encuentran en disputa o son el centro de negociados polémicos y poco transparentes.
Como resultado, los países con ingresos más elevados sacan provecho de esta situación y mantienen su nivel de vida a costa, muchas veces, de comprometer la biodiversidad y la equidad social de los países más pobres.
Para comenzar a cuidar nuestro ambiente y, con él, nuestra propia vida, la Fundación resalta la importancia de la educación ambiental, como una herramienta capaz de generar un cambio en la manera en que las personas se vinculan con su entorno. “No se valora lo que no se conoce. Solo al conocer la riqueza del medio ambiente (su flora y fauna) y tener presente la necesidad de los seres humanos de gozar de un ambiente sano para poder desarrollarse, las personas van a valorar su patrimonio natural”, señalan.
En este cambio, la integración se vuelve central: el sector público, el privado y las organizaciones de la sociedad civil deben actuar en conjunto para profundizar la tarea de concientización de toda la población mundial sobre la necesidad de cuidar lo que tenemos tanto para nosotros, como para las generaciones que vendrán.
En este sentido, Vida Silvestre y WWF consideran que el principal desafío que tenemos por delante es vivir dentro de los límites de un planeta. Además de proteger y restaurar nuestro capital natural, se deben buscar las mejores propuestas para todo el sistema de producción y consumo, apoyado por una reorientación de los flujos financieros y una gobernanza más equitativa de los recursos.
Necesitamos hacer esto y más para desvincular el desarrollo humano del consumo insostenible (abandonando los materiales y productos de alto consumo energético), evitar las emisiones de gases de efecto invernadero, mantener la integridad de los ecosistemas y promover el crecimiento y desarrollo de los más afectados.
Sin duda, poner en marcha este cambio de paradigma será un reto inmenso; y el día Internacional de la Vida Silvestre nos invita a poner nuestra imaginación y nuestras manos al servicio de un mundo mejor para todos.