En las últimas décadas, el deterioro de los mares se ha vuelto más rápido por muchas razones, entre ellas: las políticas de descontaminación que no han sido efectivas. A pesar de esto, la naturaleza ha desarrollado sistemas para contrarrestar el daño que ha recibido por décadas de acción humana. Sin embargo, han llegado al punto de no ser suficientes.

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¿Cómo funciona el fondo del mar?

El registro geológico de la tierra contiene numerosos ejemplos de "períodos de invernadero" y episodios de acidificación del océano, donde la propagación de aguas de fondo corrosivas (enriquecidas con CO2) mejora la disolución de los minerales de CaCO3 (Carbonato de calcio) entregados al fondo marino o contenidos dentro de los sedimentos de aguas profundas.

La disolución del CaCO3 sedimentario neutraliza el exceso de CO2, evitando así la acidificación descontrolada, y actúa como un mecanismo de retroalimentación negativa en la regulación de los niveles de CO2 en la atmósfera a lo largo de escalas de tiempo de siglos a milenios.

¿Qué está pasando en el fondo del mar?

Una investigación publicada en PNAS el pasado septiembre por expertos de Estados Unidos y Canadá, presentó un reporte basado en observaciones de la disolución significativa de CaCO3 en el fondo marino causada por el CO2 producido por el hombre.

Esta disolución ya está ocurriendo en varios lugares en el océano profundo, particularmente en el Atlántico norte y cerca del Océano Austral, donde las aguas del fondo son jóvenes y ricas en CO2 antropogénico.

En esta investigación, al comparar las tasas preindustriales con las actuales, determinaron que ahora se produce una disolución antropogénica significativa en el Atlántico norte occidental, que representa el 40–100% de la disolución total del fondo marino en sus ubicaciones más intensas. En estos lugares, la profundidad de compensación de calcita ha aumentado ∼300 m.

(Fuente: PNAS)

Consecuencias

Los hallazgos ponen restricciones en las predicciones futuras de la acidificación del océano, son consecuencia del destino de los calcificadores bentónicos e indican que un subproducto de las actividades humanas está alterando el registro geológico de las profundidades marinas.

Todo esto puede mejorarse si mejoramos las políticas de manejo de desecho, aún podemos salvar el mar.

Fuentes:

PNAS