De acuerdo con un informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), las naciones del mundo están en camino de producir más del doble de carbón, petróleo y gas que se pueden quemar si se desea limitar el aumento de la temperatura. El estudio fue realizado para medir la discrepancia entre los niveles de producción de combustibles fósiles reales, y los niveles necesarios para reducir el impacto del cambio climático.
Es el primero en comparar los planes de los países para disminuir el uso de combustibles fósiles con los objetivos del Acuerdo de París, a partir de los que se pretende mantener el calentamiento global en menos de 2° C por encima de los niveles preindustriales.
Los resultados exponen una gran brecha entre los objetivos y la realidad: la producción de combustibles fósiles en 2030 será un 50% más alta de lo que debería ser para evitar el incremento de los 2° C, y un 120% mayor que para mantener los 1,5° C.
Los científicos han advertido que la diferencia entre 1,5°C y 2° C, aunque parece pequeña, expondrá a cientos de millones de personas a riesgos significativamente más altos de olas de calor extremas, sequías, inundaciones y pobreza.
El informe fue elaborado por el PNUMA y una coalición de organizaciones de investigación. Complementa un análisis anterior de la organización que muestra que las actuales promesas del Acuerdo de París para reducir las emisiones conducirían a un catastrófico aumento de 3° a 4° C.
"Estamos en un hoyo profundo, y debemos dejar de cavar", dijo Måns Nilsson, director ejecutivo del Instituto Ambiental de Estocolmo (SEI, por sus siglas en inglés), que fue participó de la investigación. "A pesar de más de dos décadas de formulación de políticas climáticas, los niveles de producción de combustibles fósiles son más altos que nunca".
Inger Andersen, jefe del PNUMA, dijo que el enfoque en reducción de la producción de combustibles fósiles estaba muy retrasado. La mayoría de las promesas de acción hechas por los países en virtud del acuerdo de París ni siquiera mencionan cambios en la producción.
A la vez que el informe nos advierte sobre las consecuencias de seguir por este camino, también destaca las naciones que están tomando medidas positivas, como el cierre de la mayoría de las minas de carbón en España y algunas en China.
Otros países han puesto fin a las nuevas licencias de exploración de petróleo y gas en alta mar, como Nueva Zelanda, y algunas regiones del Ártico gobernadas por Canadá, Estados Unidos y Noruega.
El informe también señala que es crucial que los trabajadores de las industrias de combustibles fósiles reciban nuevos empleos a medida que la producción se reduzca, para asegurar la transición hacia un mundo de energía limpia.
El análisis se basa en los planes nacionales publicados de ocho de los productores más importantes: Australia, Canadá, Rusia, Estados Unidos, China, India, Indonesia y Noruega, que representan el 60% de la producción mundial de combustibles fósiles.
Los planes de otros grandes productores, incluidos Arabia Saudita e Irán, no están disponibles públicamente. Para realizar sus estimaciones, los investigadores asumieron que estos y otros productores mantendrían una participación similar en la producción mundial actual: en torno al 40%.
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