Cuando nos hablan de las industrias y prácticas que contribuyen al cambio climático, pensamos frecuentemente en combustibles fósiles y otras tecnologías que emiten gases de efecto invernadero directamente hacia la atmósfera.
Sin embargo, algunos de nuestros hábitos cotidianos también contribuyen a agravar el problema. El problema de los desechos de comida es uno de los factores que afectan al cambio climático más ignorados en el mundo, según la organización sin fines de lucro World Resources Institute (WRI).
Lo cierto es que cuando desperdiciamos comida, desperdiciamos todos los recursos humanos y naturales que se necesitaron para producirla.
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Cada año se pierden 1,3 miles de millones de toneladas de comida. Se estima que un tercio de la comida producida anualmente se pierde, lo que corresponde a un 8% de las emisiones de efecto invernadero del mundo. Producir todos esos alimentos que finalmente nunca se comen y expiran antes de ser consumidos, requiere de un área agrícola del tamaño de China.
A este paso, para 2050 solo podremos cubrir las demandas de comida del mundo si convertimos en espacios agrícolas una serie de áreas naturales de un tamaño equivalente a la superficie total de Argentina.
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Los países en desarrollo enfrentan dificultades muy particulares para llevar la comida a las mesas de los habitantes antes de que expiren. El mal estado de las carreteras y la pobre refrigeración generan pérdidas que se miden en toneladas.
En cambio, en los países donde los sistemas de distribución sí funcionan, la comida se pierde principalmente porque los habitantes no se terminan sus sobras. El resto de los desechos ocurren como resultado de problemas en el empaque y el procesamiento.
Un porcentaje alto del desperdicio de comida en América del Norte y Europa es causado por los consumidores finales, quienes con frecuencia cocinan de más y no aprovechan las sobras, o compran comida que nunca consumirán e inevitablemente se pierde en el refrigerador.
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Atacar este problema no es fácil, pero la WRI ha trazado un plan para reducir el desperdicio de comida a nivel mundial a la mitad, que involucra a instituciones del estado, industrias privadas y, por supuesto, consumidores finales.
Entonces, ¿qué podemos hacer en casa para reducir el problema? Planificar para reducir el desperdicio de comidas al mínimo posible. Aquí te compartimos algunos consejos para que lo logres.
Fuentes: