A pesar de las medidas de confinamiento total y social de algunos Estados durante el primer trimestre de este año, la deforestación ilegal de la selva amazónica creció un 63,75 por ciento en abril respecto del mismo mes del año anterior. Así lo informó el Instituto Nacional de Investigación Espacial de Brasil (INPE, por sus siglas en portugués).
La actividad ilegal llevó a la pérdida de 796,08 kilómetros de cobertura vegetal. La destrucción de la región es cada vez mayor, ya que en 2019 la deforestación había crecido un 85% hasta alcanzar los 9165,6 kilómetros cuadrados, su mayor nivel desde 2016.
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El 7 de mayo el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, autorizó el envío de fuerzas armadas a distintas zonas de ese país para combatir la deforestación y prevenir incendios como los que devastaron a la región en 2019.
Por medio de un decreto, permitió la actuación del ejército entre el 11 de mayo y el 10 de junio para luchar contra la destrucción de la selva amazónica. El año pasado, el mandatario fue fuertemente criticado dentro y fuera de Brasil, por minimizar la crisis ambiental. Solo a raíz de la alarma mundial que se generó, decidió enviar a los militares durante los incendios de julio y octubre.
Distintos grupos ambientalistas atribuyen la devastación del amazonas a las políticas de Bolsonaro. En esta línea, Erika Berenguer, una especialista en temas ecológicos de las universidades de Oxford y Lancaster afirma que el problema de la estrategia militar del gobierno es que está enfocada exclusivamente a los incendios. Así, según señala, se ignora el hecho de que el fuego es ocasionado frecuentemente por hacendados ilegales que talan árboles y los queman.
“Lamentablemente, parece que lo que podemos esperar para este año son nuevas marcas históricas de incendios forestales y deforestación”, expresó el vocero de Greenpeace, Rómulo Batista, en un comunicado.
En Argentina, su país vecino, los cambios ya pueden verse en la bajante del Paraná y de otros ríos que forman la cuenca del Plata. Inés Camilloni, investigadora del Conicet y miembro del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), estudia el fenómeno y sus impactos en la cuenca del Plata hace años. En diálogo con Infobae, explicó que debido a los incendios se libera mucho dióxido de carbono, lo cual agrava el cambio climático y modifica el transporte de humedad que contribuye a formar la lluvia en toda la cuenca del Plata.
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Los cambios que se pueden generar por la pérdida de superficie boscosa en el Amazonas, se podrían reflejar en una menor cantidad de lluvias en Argentina, y esto es solo una muestra de cuánto afecta la destrucción de la selva tropical más grande del mundo. Los científicos dicen que su conservación es vital para frenar el calentamiento global gracias a la gran cantidad de gases de efecto invernadero que absorbe.
Las secuelas de estas actividades son catastróficas para el ambiente y para las sociedades. Sin la Amazonia, las temperaturas serían aún más altas y empeoraría la calidad del aire que respiramos.