Quizás lo sepas, o tal vez aún no, pero las prendas de vestir que puedes comprar en una tienda (incluso en algunos casos en las que están más "a la moda") tienen un trasfondo que muchas veces no resulta tan bonito como lucen luego, expuestas en la vidriera.
Si alguna vez compraste algo que tuviera en su etiqueta la leyenda "Made in Europa" deberías saber que en países como Polonia, Macedonia, Eslovaquia, Bulgaria o Rumania las prendas las realizan trabajadores cuyos salarios y condiciones laborales no son dignas. Así lo señalan organizaciones como "Ropa Limpia".
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Entre el 2000 y el 2014 el consumo de ropa se duplicó. Se calcula que una persona compra en promedio 5 kilos de ropa al año (en Europa y Estados Unidos incluso puede llegar hasta los 16 kilos). Hay muchas personas que compran ropa y luego de usarla la tiran, recambiándola constantemente.
La industria textil, así como cualquier otra, necesita que sus trabajadores estén protegidos, que sean respetados sus derechos humanos. En muchos de estos países donde se producen prendas, especialmente calzado, los salarios que se pagan son de pobreza, las personas trabajan horas extras no remuneradas, las temperaturas dentro de las fábricas son extremas, y los trabajadores se exponen a numerosos riesgos para la salud debido a la presencia de sustancias tóxicas en el lugar de trabajo.
Además, junto con esta explotación se encuentra la huella ecológica de la producción textil. De acuerdo a WWF Suiza, son alrededor de 2 mil millones las toneladas de dióxido de carbono que esta industria emite por año. A esto se suma el uso y la contaminación de agua, y los más de dos mil millones de toneladas de residuos que genera.
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¿Crees que realmente vale esto la pena para estar "a la moda"?
El caso de Bangladesh
En algunos casos además, podemos estar más atentos y sospechar. Por ejemplo, si la ropa que compramos viene de Bangladesh, debemos saber que allí los salarios rondan los 40 euros mensuales. En el distrito Hazaribagh se procesa cuero y se produce calzado, generando alrededor de mil millones de euros por año, sostenidos en un gran costo humano y ambiental.
Además de violarse los Derechos Humanos, laborales, de la infancia, y de la mujer, se emiten por día alrededor de 22 metros cúbicos de vertidos sin tratar en el río Buriganga, principal fuente de agua para una población de cerca de 180.000 personas. Los trabajadores, a su vez, están diariamente expuestos a sustancias químicas muy peligrosas para su salud sin la protección adecuada.
Muchas veces lo que ignoramos los consumidores es que cuando compramos algo muy económico, detrás se esconde la explotación de otra persona como nosotros.
Pero hay cosas que podemos hacer para no promover esto. Por ejemplo, comprar menos ropa; intercambiarla o donar la que ya no usamos y está en buen estado; lavar, cuidar y reparar la ropa; comprar en ferias americanas; y escoger marcas que sepamos que se manejan de manera justa con sus trabajadores y con el ambiente.
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Infórmate más sobre esto aquí: https://ropalimpia.org/