En la COP16, celebrada en Cali, Colombia, las discusiones sobre financiamiento marcan un punto crítico en la agenda. La ministra de Ambiente de Colombia y presidenta del evento, Susana Muhamad, enfatizó que el financiamiento es “el tema más álgido, con diferencias importantes entre las partes”. Los países en desarrollo han señalado que sin mayores recursos no podrán implementar los planes de biodiversidad necesarios para cumplir los compromisos del Marco Global de Biodiversidad de aquí a 2030. Solo Colombia, México, Surinam y Cuba han presentado sus planes hasta el momento, reflejando la urgencia de mayores aportes financieros.

El desafío de movilizar fondos

Durante la COP15, se acordó movilizar 200.000 millones de dólares anuales para la protección de la naturaleza, con un compromiso inicial de 20.000 millones para 2025. Sin embargo, los países del sur global exigen nuevas estrategias. Colombia propuso integrar la biodiversidad en la reforma del sistema financiero y abordar la deuda soberana como una traba para el progreso ambiental. El Grupo Africano, liderado por Zimbabue, solicitó un fondo independiente al GEF, argumentando que este mecanismo es burocrático y lento. No obstante, Canadá se opone a esta propuesta y aboga por mantener el control dentro del GEF.

Por otro lado, Suiza mantiene una postura crítica hacia cualquier mecanismo de financiamiento que obligue a las farmacéuticas a pagar por los recursos genéticos digitales que utilizan, un posicionamiento polémico debido a que alberga 250 empresas del sector en su territorio.

Naturaleza, deuda y cambio climático

Un informe presentado en la cumbre destaca cómo los países de renta baja y media se encuentran atrapados en una espiral: la crisis climática provoca desastres que requieren préstamos para la recuperación, pero la creciente deuda impide que estas naciones inviertan en soluciones sostenibles. Colombia ha pedido que esta compleja relación entre deuda, clima y biodiversidad sea reconocida como un tema central en las negociaciones.

La presión para detener los proyectos extractivos en la Amazonía ha sido uno de los temas más visibles en la COP16. Organizaciones indígenas y movimientos sociales exigieron el fin de la explotación petrolera y minera en áreas protegidas, bajo la consigna de una Amazonía libre de petróleo. En palabras de Elaine Shajian, lideresa del pueblo awajún, “la explotación petrolera vulnera nuestros derechos, compromete la seguridad alimentaria y provoca enfermedades”.

Según un informe de LINGO, más de 2.300 proyectos de petróleo, gas y carbón se desarrollan actualmente en áreas protegidas del mundo, muchas de ellas en América Latina. La Sierra Nevada de Santa Marta y la Reserva de la Biósfera Marawah son ejemplos de territorios en peligro por proyectos extractivos.

La minería está entre las causas de los impactos socioambientales más graves en la Amazonia.

Transición energética justa y nueva alianza regional

En paralelo a la COP16, se lanzó la Alianza Potencia Energética América Latina, una coalición que busca promover una transición energética justa y sostenible. Esta alianza trabaja directamente con organizaciones comunitarias y científicas para implementar modelos de desarrollo verde, resistiendo los extractivismos. La Alianza subraya la importancia de construir soluciones que respeten los derechos de las comunidades locales y la biodiversidad.

Un tema que genera gran tensión es el reparto justo de los beneficios derivados de las secuencias genéticas digitales (DSI). Colombia ha propuesto crear un fondo que garantice que los países de origen de estos recursos sean compensados, una demanda apoyada por el Grupo Africano. Sin embargo, las grandes farmacéuticas se oponen a este tipo de medidas, argumentando que aumentaría sus costos. Susana Muhamad destacó que “las empresas utilizan estos recursos sin saber su procedencia ni pagar los beneficios correspondientes”.

La importancia de los sumideros naturales y el papel del IPCC

Las discusiones en la COP16 también subrayaron la necesidad urgente de proteger los bosques y humedales como sumideros naturales de carbono. Si los gobiernos no logran frenar la deforestación y restaurar estos ecosistemas, será imposible cumplir los límites de calentamiento establecidos en el Acuerdo de París. Sin embargo, algunos países, como Azerbaiyán y Arabia Saudita, se han resistido a reconocer formalmente las conclusiones del último informe del IPCC, lo que ha generado preocupación entre los delegados.

A modo de síntesis, la COP16 está marcada por profundos debates que involucran temas críticos como el financiamiento, la transición energética y la justicia climática. A medida que se acerca el cierre de la conferencia, las tensiones aumentan y las decisiones que se tomen definirán el rumbo de las políticas ambientales para los próximos años. Sin un acuerdo sólido, los compromisos asumidos en el Acuerdo de París estarán en riesgo, mientras que la presión de las comunidades indígenas y la sociedad civil sigue marcando el pulso de esta cumbre histórica.

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