Algunos especialistas ya han coronado a Bután como el país más ecológico del mundo. Este pequeño reino que se encuentra en los Himalayas, entre los superpoblados India y China, es una de las más grandes aliadas en la lucha contra el cambio climático.
Desde la COP 15 que se realizó en Copenhague en 2009, Bután se comprometió a liberarse de la emisión de carbono para siempre. Hoy, este país de menos de 800 mil habitantes, cuyo nombre significa “la tierra del dragón trueno”, es una verdadera potencia sustentable. Incluso, llegó a convertirse en el primer país del mundo con emisiones negativas.
¿Cómo lo lograron?
En primer lugar, gracias a la gran masa de bosques. Según la constitución de Bután, el 60% de su tierra boscosa debe ser preservada: de hecho, hoy el 72% del país está compuesto por este ecosistema. En gran parte, gracias a ellos, el país absorbe cuatro veces más carbono del que emite.
Además, más de la mitad del país está protegida con parques nacionales, reservas naturales y santuarios de vida silvestre. Lo sorprendente es que todos estos están conectados por una red de corredores biológicos. Así, los animales salvajes son libres de vagar por todo el país.
Otra clave de la sostenibilidad es la agricultura orgánica. A todos los agricultores rurales, el estado les provee de electricidad gratuita. "La idea es que así no tengan que usar leña para cocinar sus alimentos", sostuvo el primer ministro de Bután, Tshering Tobgay, en una charla TED. También, el gobierno butanés destacó que, para 2020, desean producir un 100% de comida orgánica y, en 2030, llegar a cero residuos.
El trabajo de este paraíso sustentable no termina allí: en 2014, el gobierno introdujo el automóvil eléctrico a sus ciudadanos. En un esfuerzo por incentivar a la gente a comprarlo, subsidió la compra de los vehículos, tal como lo hizo con el costo de las luces LED.
En este contexto, Timphu, la capital, logró transformarse en un lugar espectacular para usar la bicicleta, con cada vez más construcción de bicisendas y carriles.
Un enfoque holístico
El progreso de este reino, en el que el 100% de la electricidad en las áreas urbanas proviene de la energía hidráulica, se enmarca en un plan que equilibra “el crecimiento económico con el desarrollo social, la sustentabilidad ambiental y la preservación cultural”.
“Este enfoque holístico de desarrollo lo llamamos Felicidad Interna Bruta, o FIB”, declaró el primer ministro butanés. ¿Qué es el FIB? Una pionera visión que tiene como objetivo mejorar el bienestar del pueblo butanés a través del “desarrollo con valores”.
"No nos quedaremos de brazos cruzados. Lucharemos contra el cambio climático" sostuvo Tobgay. "Llevemos este sueño más allá de nuestras fronteras a todos aquellos que les interese el futuro de nuestro planeta", concluyó.