Hace unos años, el artista chino autodenominado Brother Nut comenzó a caminar por Beijing, una de las ciudades más contaminadas del planeta. Y con la ayuda de una aspiradora, comenzó a succionar el aire. Una tarea inútil a simple vista, pero después de días así, toda la basura que juntó le sirvió para hacer un ladrillo. Así comenzó a crear conciencia a través de su arte.

Sus ladrillos de contaminación son un llamado de atención a todos los que viven en lugares así y sobre todo a las corporaciones que tienen gran parte de la culpa de tener así una ciudad.

Así como Nut, el diseñador alemán Daan Roosergaarde hizo algo similar. Con la creciente contaminación en ciudades occidentales como Cracovia, Los Ángeles o la Ciudad de México, decidió crear una aspiradora especial que pudiera ayudar a limpiar el aire.

Después de años buscando financiamiento y mejorando su invento, en 2015 logró instalar la primera aspiradora única en su tipo en un parque de Cracovia. Se trata de una torre de siete metros que succiona todo el aire contaminado, pero que después filtra el aire a través de seis procesos distintos.

Cada hora, la aspiradora puede llegar a filtrar más de 30 mil metros cúbicos de aire y libera aíre puro que si bien no hace una gran diferencia en la ciudad, sí es un respiro para un sitio como un parque. La idea es que estas torres sean mucho más eficientes y baratas y puedan ser colocadas en sitios estratégicos para que ayuden a contrarrestar la mala calidad del aire.

Por ahora en Cracovia se ha convertido en una sensación, pero Daan busca llevar sus aspiradoras a sitios como Los Ángeles o la Ciudad de México, dos de las más grandes ciudades del mundo, mismas que necesitan toda la ayuda posible para evitar entrar en contingencia cada pocas semanas.

Pero eso no es todo, las aspiradoras gigantes pueden filtrar el aire y con todos los componentes que guardan, son capaces de crear joyería fina. Según su creador al usar partículas positivas puede lograr separar los componentes y capturar partículas ultrafinas de smog ya partir de ello crear productos de carbón que eventualmente se transformarán en diamantes para joyería.

En lugar de comprar diamantes de sangre, puedes promover la limpieza del aíre y conseguir joyería tan hermosa como cualquier otra.

Fuente:

Independent