¿Qué son los bosques de Cachiyuyo?
Los bosques de macroalgas, también llamados kelp, son un ecosistema formado por algas pardas gigantes de distintas especies que forman bosques en las costas frías y rocosas del mundo. Ocupan el 28% de las costas del planeta y, a nivel global, se ha perdido aproximadamente 40% de este ecosistema.
Estos bosques de rápido crecimiento proporcionan refugio, alimento y hábitat para cientos de especies, desde microorganismos hasta grandes depredadores. También, contribuyen al ciclo de nutrientes, la filtración de agua y la protección de la línea de costa, además de jugar un papel clave en la mitigación del cambio climático, ya que son altamente efectivos en la captura de carbono del océano a través de la fotosíntesis.
Es en este marco, que el Directorio de la Administración de Parques Nacionales declaró de interés institucional la conservación de la especie macroalga Macrocystis pyrifera, conocida como “Cachiyuyo”, debido a su “papel determinante” en los espacios costeros donde se desarrolla, siendo “proveedores clave de energía” y como “hábitat, refugio, zona de cría y alimento a cientos de especies marinas”.
Declaración de la APN
En los considerandos, la APN destaca como de “valor universal” la función ecosistémica de estos bosques sumergidos, por su capacidad de absorber el dióxido de carbono (CO2), intervenir en “la regulación del clima, la participación en el ciclo de nutrientes y la protección de las costas ante la fuerte acción de las olas, entre otros”.
"Venimos trabajando con varias organizaciones y creemos de vital importancia declarar de interés la conservación de esta especie de macroalga. Esta medida demuestra el compromiso de este gobierno de implementar políticas para conservar la biodiversidad", destacó el presidente de Parques Nacionales, Federico Granato.
Importancia del Cachiyuyo en el ecosistema
“Esta especie cumple un rol ecológico sumamente relevante en los ecosistemas costeros”, explicó Cristian Lagger, biólogo y director científico de la fundación Por El Mar (PEM). El hábitat que generan, “sustenta un elevado número de especies, muchas de las cuales son de importancia comercial”, agregó.
Al capturar grandes cantidades de CO2 con la fotosíntesis contribuye a mitigar el cambio climático, “por lo tanto, la conservación de Macrocystis pyrifera es esencial para mantener la salud de los ecosistemas marinos”, resalta Lagger. Ayudan a “preservar la biodiversidad, mitigar el cambio climático y apoyar la sostenibilidad económica. Además, su importancia en la investigación científica contribuye al conocimiento y la gestión adecuada de los recursos marinos”.
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El biólogo destacó la resolución de la APN por poner en la agenda ambiental a los bosques de kelps: “Es una forma muy positiva de visibilizar una especie nativa que tiene enormes beneficios a nivel ecosistémico, pero que aún no se la conoce o valora como deberíamos. Esta declaración de interés es una nueva demostración del compromiso de APN hacia una mayor protección de los ecosistemas marinos de nuestro país”.
Se considera que en el mundo, este ecosistema ya perdió casi un 40%, entre otras razones, por el cambio de la temperatura del agua. Eso no ocurrió en la Patagonia en los últimos 50 años y se prevé que tampoco lo hará en los próximos 50.
“Esta región es un verdadero refugio de agua fría para estos bosques sumergidos, amenazados por la ‘tropicalización’ de los mares en otras regiones del mundo”, agregó el investigador.
La resolución de APN faculta además a la Dirección Nacional de Áreas Marinas Protegidas (DNAMP) a coordinar con las provincias “los espacios geográficos de interés y las estrategias que resulten necesarias”, para lo que deberá invitar a las jurisdicciones provinciales a la iniciativa, proponiendo los “convenios de colaboración necesarios con los poderes ejecutivos de cada una de las provincias interesadas”.
Desde el ejecutivo santacruceño, el secretario de Ambiente, Mariano Bertinat expresó que la decisión de APN “es una gran noticia” y “también una invitación para que desde las provincias patagónicas pensemos e implementemos nuevas acciones de conservación y ampliemos las superficies protegidas”.
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Desde Tierra del Fuego, el legislador Federico Sciurano, autor de un proyecto de ley que también busca proteger por ley esta especie, afirmó que “debemos generar las políticas públicas necesarias para proteger los recursos naturales”, a la vez que exhortó a que las “provincias patagónicas entiendan la necesidad de trabajar desde estas políticas públicas con organizaciones intermedias”.
Los ecosistemas terrestres, costeros y marinos están conectados entre sí, y también deberían estarlo las estrategias para conservar y usar de manera sostenible los recursos naturales en la tierra y en el mar, asegurando el porvenir de nuestra propia supervivencia y del planeta tal como lo conocemos. La resolución de un organismo público tan representativo como Parques Nacionales es -entonces- una alentadora noticia.