Con el objetivo de detener y revertir el declive de las especies, el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) de las Naciones Unidas propuso esta semana conservar al menos el 30% de la tierra y el mar para 2030. La iniciativa se recoge en el borrador del Marco Global de Biodiversidad Post-2020 llamado Zero Draft.
Se trata del documento para un marco de biodiversidad global para la próxima década que dará continuidad al Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020, adoptado en 2010. En él, los países se comprometieron a proteger la biodiversidad a través de una veintena de metas globales, denominadas Metas de Aichi.
El texto final se presentará en la 15ª reunión de la Conferencia de las Partes (COP15) en octubre en Kunming, (China). No obstante, en la última cumbre, en noviembre de 2018, se lanzó la Alianza Latinoamericana para Fortalecer Áreas Protegidas (ALFA 2020) cuyo objetivo es impulsar el cumplimiento de la denominada Meta 11 de Aichi, que propone tener conservadas el 17 % de las zonas terrestres y aguas continentales, y el 10 % de las zonas marinas para 2020.
"Es un esfuerzo que pretende liderar la definición de metas de conservación a nivel global”, dijo a DW Bernal Herrera-Fernández, Miembro del Comité Director, de la Comisión Mundial para el Manejo de Ecosistemas de la UICN.
La acción de la región, que alberga a seis de los diez países más biodiversos del mundo, es fundamental para alcanzar esta meta. No obstante, según el informe 'Progreso de cumplimiento de la Meta 11 de Aichi en los países de la Redparques', la región cuenta con un 22% del área terrestre y de agua dulce conservada en áreas protegidas. De los 21 países evaluados, 16 han superado la meta de conservación del 17 % del área terrestre y de agua dulce preservada a través de áreas protegidas.
Para Herrera-Fernández se tratan de unos resultados "conservadores” ya que "esto significa que algunos países han superado esta meta y otros no lo han logrado”. En este sentido, "Colombia y Perú están próximos a cumplir la meta”, agregó a DW Luis Castillo, investigador del Instituto Humboldt de Colombia. "Los demás países que nosotros estudiamos (Ecuador, Venezuela y Bolivia) ya superaron la meta”, agregó.
¿Vaso medio lleno o medio vacío?
Según los datos del informe, el 8,5% de las zonas marinas y costeras están protegidas. "Los esfuerzos de conservación se han enfocado principalmente en el área terrestre. Si se compara con lo terrestre, el conocimiento que tenemos sobre la biodiversidad marina y su distribución es limitado. También hay que agregar que los costos de conservación son comparativamente mayores”, argumentó Herrera-Fernández.
No obstante, la Meta 11 de Aichi, que ahora plantea ampliarse al 30% en 2030, también contempla otros aspectos. "Incluye criterios de representatividad de ecosistemas, conectividad y bien manejados”, recordó el investigador colombiano.
"Evaluamos la cobertura, conectividad y representatividad para estos 5 países y encontramos que ninguno llega a cumplir la meta para estos tres criterios en conjunto, y de hecho se encuentran lejos de hacerlo”, lamentó.
Así apuntó que solo Ecuador supera la meta, con un 23.8%, en cuanto a conectividad de las áreas protegidas se refiere. "Los demás países no cumplen la meta, siendo Colombia el que más lejos está con un 5,4%”, subrayó.
Por otro lado, otro de los objetivos es que las áreas protegidas sean gobernadas de forma equitativa. "Esta falta de capacidad por lo tanto se refleja en muchos impactos en las áreas protegidas, como la deforestación y la cacería ilegal, entre otras", subrayó Herrera-Fernández.
¿Abrir opciones al sector privado y las comunidades?
Según el experto costarricense, que recordó que en la región existen diversos modelos de gobernanza, confió que durante la COP15 se discuta sobre la figura de 'otras medidas de conservación basadas en área' (OMEC) para que "sean consideradas como soluciones innovadoras que contribuyen con la conservación de los ecosistemas y su biodiversidad”. Así apuntó a "los corredores ecológicos o áreas de conservación privada, que hoy no son formalmente áreas protegidas, pero que contribuyen a las metas de conservación”.
El investigador colombiano concuerda con ello. "De nuestro estudio concluimos que, si se quieren cumplir las metas de conectividad y representatividad, es imprescindible promover, establecer y reportar las áreas protegidas subnacionales y las OMEC”, aseguró. "En Colombia se está discutiendo la posibilidad de promocionar las áreas de conservación empresarial como una forma de involucrar al sector privado en la conservación de la biodiversidad”, destacó.
En el caso de Costa Rica, "existe un Programa Nacional de Corredores Biológicos donde los pagos por servicios ecosistémicos se priorizan a aquellos propietarios de bosque que se encuentran dentro de corredores biológicos. Estas acciones pueden ser ejemplo de cómo se puede abordar la conservación voluntaria, a través de comunidades”, subrayó el experto costarricense.
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