Los químicos no son el único problema de los sistemas agrícolas y alimentarios actuales. Con un uso intensivo de los recursos y un elevado aporte de insumos externos, estos esquemas de producción han provocado una deforestación masiva, escasez de agua, pérdida de biodiversidad, agotamiento del suelo y niveles elevados de emisiones de gases de efecto invernadero, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En cambio, las innovaciones agroecológicas se basan en la creación conjunta de conocimientos combinando la ciencia con los conocimientos tradicionales, prácticos y locales de los productores, mejorando su autonomía y capacidad de adaptación.
“En lugar de hacer ajustes en las prácticas de sistemas agrícolas insostenibles, la agroecología busca transformar los sistemas alimentarios y agrícolas abordando las causas profundas de los problemas de forma integrada y aportando soluciones holísticas y a largo plazo”, sostienen desde la FAO.
“El sistema agrícola actual depende totalmente de químicos que contaminan el ambiente y afectan la salud de las personas”, asegura Ramón Merlo, cofundador de Épicos, un emprendimiento argentino que propone un modelo de producción de alimentos libres de químicos y agrotóxicos, como fertilizantes y pesticidas.
Épicos es un ejemplo de modelo agroecológico; no solo no usan ningún tipo de químico en el proceso, sino que también buscan introducir nuevos cultivos como contraposición al nocivo sistema dominante de monocultivo.
Por eso, se dedican a cultivar alimentos altamente nutritivos que hasta ahora no se cultivaban en la Argentina, como el lupino, una legumbre alta en fibra con tres veces más proteína que la quinoa y con más hierro que el kale.
A través de su sistema integral, les brindan a los dueños del campo las semillas, el conocimiento y acompañan el proceso del cultivo para luego comprarle al productor toda la cosecha y mandarla a industrializar.
“Con el sistema tradicional, el productor no la tiene fácil. En muchos casos debe endeudarse y dañar su campo”, explica Ramón, y agrega que buscan industrializar también las provincias del interior del país, potenciando las economías regionales.
Los fundamentos de la agroecología
Con el objetivo de brindar orientaciones a los países para que transformen sus sistemas agrícolas y alimentarios, la FAO destaca los siguientes 10 elementos como claves en la agroecología:
1. La diversidad: la diversificación es fundamental en las transiciones agroecológicas para garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición y, al mismo tiempo, conservar, proteger y mejorar los recursos naturales.
2. Las sinergias: mediante la optimización de las sinergias biológicas, las prácticas agroecológicas potencian las funciones ecológicas, lo que da lugar a un aumento de la eficiencia en el uso de los recursos y de la resiliencia.
3. La eficiencia: los sistemas agroecológicos mejoran el uso de los recursos naturales, en especial de los abundantes y gratuitos, como la radiación solar y el carbono y nitrógeno de la atmósfera.
4. La resiliencia: los sistemas agroecológicos diversificados son más resilientes ya que tienen una mayor capacidad para recuperarse, en particular, de fenómenos meteorológicos extremos como la sequía, las inundaciones o los huracanes, y para resistir el ataque de plagas y enfermedades.
5. El reciclaje: el desperdicio es un concepto humano; en los ecosistemas naturales no existe. Al imitar los ecosistemas naturales, las prácticas agroecológicas favorecen los procesos biológicos que impulsan el reciclaje de los nutrientes, la biomasa y el agua de los sistemas de producción, con lo que se aumenta la eficiencia en el uso de los recursos y se reduce al mínimo el desperdicio y la contaminación.
6. La creación conjunta y el intercambio de conocimientos: a través de un proceso de creación conjunta, la agroecología combina los conocimientos tradicionales y autóctonos, los prácticos de los productores y comerciantes y los conocimientos científicos mundiales.
7. Los valores humanos y sociales: la agroecología sitúa las aspiraciones y necesidades de los productores, distribuidores y consumidores de alimentos en el centro de los sistemas alimentarios.
8. La cultura y tradiciones alimentarias: la agroecología desempeña un papel importante en el camino de volver a lograr un equilibrio entre la tradición y los hábitos alimentarios modernos, uniéndolos de una manera armoniosa que promueva la producción y el consumo de alimentos saludables y respalde el derecho a una alimentación adecuada.
9. La economía circular y solidaria: reformular los sistemas alimentarios sobre la base de los principios de la economía circular puede ayudar a hacer frente al desafío del desperdicio mundial de alimentos al acortar las cadenas de valor de los alimentos y aumentar la eficiencia en el uso de los recursos
10. La gobernanza responsable: se necesitan mecanismos de gobernanza transparentes, inclusivos y basados en la rendición de cuentas para crear un entorno favorable que ayude a los productores a transformar sus sistemas siguiendo conceptos y prácticas agroecológicos.