Hoy en día, parece que cocinar rico y sano fuera un gran desafío. Sin embargo, es posible armar platos sabrosos y nutritivos sin trabajar demasiado. La clave está en conocer cuáles son las mejores técnicas de cocción y cómo utilizar los distintos condimentos.
Aquí te compartimos algunos consejos para que pongas en práctica y compruebes que llevar una alimentación saludable también puede ser un gusto.
Lo primero: las técnicas de cocina
Cocidas al vapor, las verduras conservan mejor su propio sabor, por lo que resultan más ricas y nutritivas. Si no tenemos una vaporera, podemos usar una olla rápida o convencional y un colador de metal donde se colocan las verduras. Añadimos agua en el fondo de la olla, la cerramos y llevamos al fuego.
Para cocinarlas en el horno, debemos cortarlas en piezas más grandes para acortar el tiempo de cocción, usar cantidades moderadas de aceite, envolver en papel aluminio o manteca y cocinar a una temperatura elevada (200-220°C) para que la superficie resulte crujiente y el interior jugoso.
Podemos hacer un buen caldo con las verduras cortadas bien chiquitas para que impregnen mejor el agua y adquiera más sabor. La olla debe estar llena hasta la mitad y se debe ir añadiendo agua fría durante la cocción.
¿Y qué pasa con los condimentos?
Su buen uso es fundamental para sazonar las comidas y reducir el consumo de sal. Siempre hay que tener en cuenta que algunos son invasores y pueden tapar el sabor natural del alimento.
Los aromáticos, como la albahaca, laurel, orégano o perejil quedan excelentes en salsas para pastas o pizzas. Un tip para manipular correctamente la albahaca consiste en desmenuzarla con los dedos, porque al cortarla con un cuchillo puede perder sabor.
Dentro de los aromáticos encontramos también el azafrán, ideal para el arroz o pastas; la canela para preparaciones dulces o bebidas como el capuchino; y el jengibre para estofados, sopas o guisos.
Dentro de los condimentos ácidos se destaca el vinagre de vino o manzana, ideal para ensaladas, escabeches o encurtidos. Podemos usar además vinagres saborizados con estragón, tomillo, romero o ajo. Como variante, encontramos el aceto balsámico, cuyo sabor es adecuado para acompañar carnes asadas, o el tradicional jugo de limón, con su cuota extra de vitamina C.
Con estos sencillos trucos podemos mejorar no solo el sabor sino también el aporte nutricional de las comidas, ampliar el abanico de menús y satisfacer el paladar de cada integrante de la familia. Recuerda siempre que la alimentación, además de salud, debe aportar su cuota de placer.