Si nos reímos, estamos tristes, nos golpeamos o cortamos una cebolla, las lágrimas que pueden correr por nuestras mejillas parecerían ser las mismas. Pero, ¿lo son realmente? Una fotógrafa llamada Rose-Lynn Fisher se dispuso a averiguarlo.
Creó un nuevo proyecto llamado "Topografía de las lágrimas", en el cual utilizó microscopios para examinar las lágrimas humanas secas.
Inició su proyecto por la propia inquietud de pensar cómo se vería una lágrima de cerca y al probar con una descubrió, a través de un microscopio, que parecía una vista aérea. Pero luego se preguntó: ¿una lágrima de dolor se verá además diferente a una lágrima de alegría? ¿Y a una lágrima provocada por la cebolla?
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Así Fisher recolectó, examinó y fotografió más de 100 lágrimas de ella y otras personas, inclusive un bebé.
Si bien ella observó que todas las lágrimas contienen una variedad de sustancias biológicas suspendidas en agua salada, las distintas lágrimas incluyen moléculas distintas. Por ejemplo, las lágrimas emocionales contienen hormonas basadas en proteínas.
Además, las circunstancias en las que se seca una lágrima pueden generar formas radicalmente diferentes, por eso aunque incluso tengan la misma composición química pueden verse muy diferentes de cerca.
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En la siguiente imagen puedes ver cómo son de cerca:
"Para mí es sorprendente cómo los patrones de la naturaleza parecen tan similares, independientemente de la escala... Se pueden observar patrones de erosión grabados en la tierra durante miles de años, y de alguna manera se ven muy similares a los patrones cristalinos ramificados de una lágrima seca que tardó menos de un momento en formarse", señala la artista.
Y agrega: "Las lágrimas son el medio de nuestro lenguaje más primario en momentos tan implacables como la muerte, tan básicos como el hambre y tan complejos como un rito de pasaje. Es como si cada una de nuestras lágrimas contuviese un microcosmos de la experiencia humana colectiva, como una gota de un océano".
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