La ansiedad es un sentimiento normal que se produce para ponernos alerta frente a algunos sucesos que entendemos como difíciles o amenazantes. Pero, en algunas ocasiones, este mecanismo de adaptación se ve desbordado y la ansiedad se vuelve desproporcionada, inadecuada o muy intensa. En esos casos, se habla de trastorno, que puede llevar a un llamado “ataque de pánico” o “ataque de angustia”.
En esos casos, la persona suele mostrarse preocupada, cansada, irritada, con tensión en sus músculos, mareos, indigestión y otros síntomas que pueden impedirle llevar adelante su vida diaria.
Para el ritmo de vida que llevamos en las sociedades occidentales, detenerse a pensar en lo que nos angustia a veces es considerado como una pérdida de tiempo. Sin embargo, según la Sociedad Española de Psiquiatría, 1 de cada 10 personas sufre algún episodio de ansiedad en algún momento de su vida. Por eso es importante, en primer lugar, tener en cuenta que, si existe ansiedad de manera intensa o desproporcionada posiblemente haya algún tema rondando por nuestra mente que esté requiriendo un parate para dar lugar a la pregunta, y así poder desbloquear y trabajar sobre aquello que nos inquieta.
Además, para ayudar a este proceso, también puedes aprender distintas estrategias para combatir la ansiedad todos los días, practicar ejercicio de manera regular, que te ayudará a despejar tu mente, y aprender algunas técnicas de relajación para mantener la calma.
La alimentación se vincula mucho con nuestras emociones, por eso la ansiedad puede actuar para muchas personas como un estímulo interno que nos lleva a comer de más. En esta nota aprenderás cuáles son algunos alimentos que naturalmente te ayudarán a sentirte más saciado y con menor ansiedad por seguir comiendo.
1. Frutos secos
Los frutos secos como las nueces o pasas de uva aportan grasas saludables, fibra, proteína vegetal e hidratos de carbono. Comer un puñado de frutos secos como colación te ayudará a llegar con menos ansiedad a las comidas.
2. Vegetales
Los vegetales, como el apio y la zanahoria, generan saciedad, aportan pocas calorías y gran cantidad de vitaminas, minerales y fibra. Además, puedes cortarlos en bastones y comerlos con un dip delicioso y saludable.
3. Pochoclos caseros
Las palomitas de maíz, endulzados con edulcorante o un poco de sal, es una opción saludable para calmar un antojo de manera saludable. Los azúcares refinados y las grasas tienen el efecto contrario: nos dan más ganas de comer, y no aportan fibra alimentaria, ni proteínas, ni la energía que necesita nuestro cuerpo. Aprende a interpretar qué necesita tu cuerpo con cada antojo.
4. Aguacate
La palta contiene vitamina B que alivia el estrés, mejora la salud de los nervios y las células del cerebro, que controlan los síntomas de la ansiedad. Además, disminuye la presión arterial y aporta potasio al cuerpo.
5. Arándanos
Estas pequeñas frutas, además de ser deliciosas, contienen vitamina C y antioxidantes naturales que reducen el estrés.
6. Avena
La fibra que contiene la avena aumentará tu sensación de saciedad, al mismo tiempo que, al contener serotonina, favorecerá la tranquilidad y calma en tu organismo.
7. Agua
La sed muchas veces se confunde con el hambre. Bebe por lo menos dos litros de agua al día, y ayuda a tu cuerpo a deshacerse de las toxinas y mantenerse hidratado y saciado.
8. Espárragos
Muchas veces la ansiedad acompaña algunos casos de depresión que, a nivel orgánico, suelen vincularse con bajos niveles de ácido fólico. Por eso, comer espárragos, vegetales ricos en este compuesto, puede ayudarte.
9. Espinacas
El magnesio que contienen las espinacas actúa, a nivel corporal, regulando los niveles de cortisol y generando una sensación de bienestar.
10. Legumbres
Las legumbres, como los porotos y las lentejas, contienen mucha fibra y te harán sentir satisfecho por un tiempo más prolongado.
Consejos para controlar la ansiedad a la hora de comer
La Bioquímica y Licenciada en Nutrición argentina Diana Papa Constantino señala en su Blog “Hablemos de comida”, algunos consejos para tener en cuenta a la hora de comer:
1. Técnica del “stop”
Antes de abrir el refrigerador o entrar a la cocina, detente unos minutos y pregúntate
cuál es la razón por la que quieres comer: ¿es realmente hambre?
2. Técnica de sustitución
Adquiere comportamientos que te permitan controlar la ingesta de comida: establece horarios, come solo en la mesa, y no lo hagas mientras trabajas, usas el ordenador o miras televisión.
3. Encuentra otras alternativas placenteras
Identifica qué otras actividades te generan placer o tranquilidad y realízalas en lugar de buscar inmediatamente la comida.