Que las industrias actuales no están siendo sostenibles, y muchas cosas deberán cambiar porque al largo plazo seguir así será imposible, es algo sabido. Y también es de público conocimiento que la de la carne es una de las industrias más dañinas, aunque solemos pensar que solo por los animales. Pero la realidad es que no es solo por ellos, sino también por nosotros y por la viabilidad del planeta: “a este paso, en 10 años todos seremos vegetarianos, aunque no lo queramos porque nos estamos quedando sin una ganadería sostenible” explicó, al diario La Vanguardia, Leonardo Anselmi, portavoz de la Fundación Franz Weber, para sintetizar las carencias que muestra la ganadería intensiva industrial.
¿Cuáles son los principales "pecados" de esta industria? Son 7, y demuestran que se trata no solo de una industria cruel, sino inviable a largo plazo.
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Los 7 pecados del modelo agropecuario
1. Impactos ambientales
Elconsumo de carne vinculado a la ganadería industrial causa enormes impactos ambientales. Es el responsable del 18%de las emisiones de gases de efecto invernadero (causantes del calentamiento).La ganadería ocupa el 30% de la superficie del planeta, y se estima que es“probablemente la mayor fuente de contaminación del agua”, señala BegoñaMaría-Tomé Gil, experta en cambio climático, según recoge el periodista yescritor Javier Morales en su libro “El día que dejé de comer animales”.
2. Contaminación pornitratos
El37% de las fuentes naturales de la comarca de Osona están contaminadas por nitratos a causa del vertido de purines en los campos,donde estos desechos se han filtrado en el suelo hasta alcanzar acuíferos ymanantiales. Lo dicen los análisis (2017) del Grup de Defensa del Ter.
Elexceso de nutrientes en el agua, principalmente nitrógeno y fósforo, contribuyea la eutrofización del agua.
3. Subsidios perversos
Losalimentos de origen animal cuestan muchas veces menos que los productosvegetales, aunque la fabricación de estos últimos requiere menos materia prima,energía y mano de obra. Esto sucede tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos y en muchos otros países: se subsidia, por ejemplo, el grano, para abaratar el precio de la carne; y no los alimentos sustentables y saludables.
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4. La carne es cancerígena, pero lo ignoramos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó (el 26 de octubre del 2015) la carne procesada (salchichas, jamón, carne en conserva, carne seca y preparados y salsas a base carne) como carcinógena para humanas. Concluyó que cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida diariamente aumenta el riesgo de cáncer colono rectal en un 18%.
La FAO recomienda un consumo medio diario de 58 gramos de proteína por persona y día. Sin embargo, en los países desarrollados el consumo promedio es de 102 gramos.
5. Los animales no solo mueren, nacen para sufrir
Más allá de que se los mata para el consumo, la realidad es que, mientras viven, losanimales están hacinados (esto se debe al fomento de las escalas deexplotaciones orientadas a mercados internacionales).
“Enla actualidad, la mayoría de los cerdos o los pollos son controlados por laindustria cárnica, los supermercados o las procesadoras mucho antes delsacrificio, ya sea porque estos actores son los propietarios de los animales oporque ya han acordado su compra” explican Blanca Ruibal y David Sánchez en uninforme en la revista Soberanía Alimentaria.
6. Riesgo de crisis alimentarias
“Sabemos que las condiciones de engorde y confinamiento representan un atentado contra el bienestar animal y las medidas de mejora que se van introduciendo aún dejan mucho que desear. También sabemos que estas condiciones son el caldo de cultivo donde se originan graves crisis alimentarias como la de las vacas locas, los casos de contaminación con E. coli, la gripe A o los repetidos brotes de gripe aviar”, señala Grain.
7. Transgénicos y agrotóxicos
El primer eslabón de la cadena de impactos se remonta a la masiva importación de cereales y soja transgénica para alimento de los animales. El cultivo de soja transgénica en Sudamérica (que comporta un uso intenso de herbicidas tóxicos) ha sido señalado como responsable de la contaminación de los campos, el acaparamiento de tierras y los daños en la salud en la población sudamericana.