Las cámaras trampa se encuentran en cada uno de los montes de la Isla San Alonso, en el corazón del Gran Parque Iberá. Fueron colocadas allí por personal de la fundación Rewilding Argentina y por científicos del CONICET con el objetivo de monitorear la incipiente población de yaguaretés de Iberá. Las cámaras graban videos de cada animal que pasa enfrente de ellas, y como el patrón de manchas de los yaguaretés es único para cada individuo, al igual que nuestras huellas digitales, los investigadores pueden reconocer a cada uno de ellos.

Los yaguaretés que fueron liberados desde el Centro de Reintroducción portan collares con dispositivos con conexión satelital, lo que permite realizar un seguimiento diario de sus movimientos. En cambio, los nacidos en libertad no poseen estos collares y no se les podrán colocar hasta que alcancen el tamaño adulto y puedan eventualmente ser capturados. Por ese motivo, las cámaras trampa adquieren una relevancia trascendental a la hora de identificar y seguir a estos individuos.

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Los últimos monitoreos permitieron detectar cuatro nuevos cachorros de tres madres distintas. Esto eleva el número de yaguaretés que viven libres en Iberá a al menos dieciséis. Pero podrían ser incluso más, hasta veintiuno. Quizás los números parezcan aún bajos, pero la población de yaguaretés en Corrientes representa alrededor del 10% de la población en Argentina, donde se estima que sobreviven entre 200 y 250 individuos. Corrientes pasó de no tener ningún yaguareté libre en los últimos setenta años a albergar al grupo más numeroso de la subpoblación chaqueña argentina de la especie, que también habita en Salta, Jujuy, Formosa, Chaco y Santiago del Estero. En todas estas provincias el número total de yaguaretés chaqueños probablemente no supere los diez individuos.

Los resultados obtenidos en Iberá hasta el momento son muy auspiciosos. Es el primer proyecto a nivel mundial que intenta restablecer al yaguareté en una región donde se había extinguido, y es observado como ejemplo a ser replicado en la Mata Atlántica de Brasil y en el sur de los Estados Unidos. El éxito del proyecto incluso llevó a la fundación Rewilding Argentina, junto a Parques Nacionales, a trabajar para replicar el proceso en el Parque Nacional El Impenetrable.

A pesar de lo ambiciosos o titánicos que parezcan cuando comienzan, estos proyectos son necesarios para que las especies regresen a los lugares en donde desaparecieron por causas humanas y vuelvan a cumplir sus roles ecológicos, en este caso el de depredador tope. La presencia del yaguareté es esencial para mantener la salud del ecosistema ya que regula las poblaciones de las otras especies presentes en los esteros del Iberá, incluyendo especies vegetales. Otros proyectos similares para reintroducir grandes depredadores se están llevando a cabo en distintas regiones del mundo con excelentes resultados, como el lince ibérico en España, el lobo en Estados Unidos, el tigre en la India o el leopardo en Rusia.

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Nuevos nacimientos y nuevas liberaciones planificadas para este año contribuirán a seguir consolidando la población de yaguaretés en Iberá, motivo de orgullo del pueblo correntino y de Argentina, que por primera vez en el mundo se encaminan a revertir la extinción regional del gran felino americano.