Las mujeres, al igual que el ritmo de la naturaleza y la luna, son cíclicas y encierran dentro de sí un poder que, si son capaces de percibir, acompañar y potenciar, puede incidir de forma positiva en el crecimiento físico, emocional, intelectual y espiritual de ella y de quienes la rodean.
Sin embargo, una historia de silenciamiento y marginación hizo que su ciclo menstrual, que expresa su cualidad cíclica, sea visto como un fenómeno que produce miedo, vergüenza o asco (incluso para ella misma) y por eso, se busca ocultar, ignorar o incluso, suprimir. Sin embargo, nunca es tarde para volver a empoderarse de aquello que le fue arrebatado:
"Una mujer que toma conciencia de su ciclo y las energías inherentes a él, también aprende a percibir un nivel de vida que va más allá de lo visible; mantiene un vinculo intuitivo con las energías de la vida, el nacimiento y la muerte, y siente la divinidad dentro de la tierra y de sí misma".
Así lo explica Miranda Gray, escritora, maestra espiritual y facilitadora de talleres, en su libro “Luna Roja”, donde a través de su mirada plantea una visión nueva del ciclo menstrual que lo transforma en lo que realmente es: una fuente de energías creativas, físicas, emocionales, intelectuales y espirituales de la mujer. En cada una de sus hojas, Miranda echa luz sobre los tabúes para que las mujeres tomen las riendas de su propio poder; y así puedan aceptar su naturaleza cíclica, conectar con las energías de cada una de las cuatro fases del ciclo menstrual, y disfrutar de ellas.
A través de ejercicios, métodos prácticos y del “Diagrama Lunar”, el libro nos lleva a explorar la conciencia femenina de la sabiduría ancestral a través de la mitología y los cuentos tradicionales para reconocer y emplear los dones curativos, sexuales y espirituales del ciclo menstrual que eran vividos plenamente por las chamanas y sacerdotisas antes de que la religión y la dominación masculina las relegaran a los márgenes del olvido.
¿Cuáles son las cuatro fases del ciclo femenino?
En su libro, Miranda nos explica que estas fases están compuestas por:
Fase reflexiva: Menstruación. Luna nueva. Fase de equilibrio.
En este momento, las energías sexuales son muy bajas, pero siguen ahí; solo que han cambiado hacia una orientación sensual y espiritual. Quienes la atraviesan pueden sentirse menos sociables y sentir mayor cansancio y necesidad de retiro; pero también tienen mayor capacidad de olvidar y perdonar.
Fase dinámica: Luna creciente. Fase de cambio.
En esta etapa las energías son frescas, dinámicas y aventureras. El pensamiento es, además, muy positivo y entusiasta.
Fase expresiva: Ovulación. Luna llena.
En esta etapa, el deseo sexual es elevado, y quienes las atraviesan pueden sentir en sí mismas menos ego y más empatía.
Fase creativa: fase de cambio. Luna menguante.
Las energías son difíciles de comprender. Pueden ser dinámicas, deshinibidas y eróticas, o bien quienes la atraviesan pueden sentir que necesitan sexo y amor reconfortantes. energías difíciles de comprender. Conlleva la necesidad de realizar cambios.
El ciclo como posibilidad de cambio y renovación
Para nuestros antepasados, el ciclo menstrual era considerado un don que impulsaba la renovación mes a mes de la mujer. A largo de él, ella tenía la posibilidad constante de crear el mundo que la rodeaba, de conectarse con la tierra y su familia, y de expresar su inspiración y sabiduría.
“Las mujeres son como la luna, cambian gradualmente día a día. Nunca se puede ver la totalidad del ciclo, solo puedes ver una fase”, señala Miranda Gray en su libro, donde nos invita a explorar y despertar nuestra propia conciencia femenina, conectándonos con la tierra, la naturaleza y nuestro ser más profundo.
Tú puedes acceder al libro a través de Biblioteca Permacultura y adentrarte en el profundo significado de ser una Mujer Cíclica.
¡Despierta tu energía!